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martes, 31 de enero de 2017

Si quieres te cuento



Si quieres te hago inventario de este momento
Si quieres te doy argumento para cagarte en el mundo
Te apunto cada segundo de este un día de mierda
Y anoto lo que se pierda para el día de mañana
Si quieres con la semana te hago una antorcha de olvido
Y te pido que la incineres cuando te plazca y lo quieras
Después busco la manera de hablarte de cosas mundanas
De peras y de manzanas, de amor y de bueyes perdidos

Si quieres te cuento que hoy día anduve dando batalla
Que no pude dar la talla contra un molino de viento
Que el mundo y los esperpentos que andaban me derrotaron
Que me mataron mil veces a pesar de mi sonrisa
Y que perdí asta la camisa bebiendo para olvidar
Y no olvidé que bebía recordando mis derrotas
Mis notas de campo, mis ojos y mis pálidas ilusione

Si quieres paso de ti y te crucifico en mis versos
Si quieres te dejo mis besos pendientes por esta noche
Si quieres hago un silencio y me trago todo el veneno
Para vestirme de bueno siendo un impresentable
Y después envaino mi sable de andar degollando fracasos
Si quieres me corto los brazos que abrazan y que estrangulan
Que luchan, que manotean, que dan tregua y que desnudan
Que mudan de piel como el viento que sopla en la primavera.


domingo, 29 de enero de 2017

Tus ojos cansados



Andaba buscando una sopa para entibiar una angustia de no se cuando ni donde, y al mirar al costado me encontré con tu rostro y tus ojos cansados.
Salí presuroso a preguntar quien vigilaba el parrón primigenio y quien custodiaba el patio del principio del mundo en tanto volvías de aquella pausa, y cual era la causa del cuento de no se que recuento de glóbulos rojos que andaban cansando tus ojos.
Será que llevo una lágrima suelta envuelta en estos últimos días, y que no se en donde ponerla antes que se congele, y no se si esperar a que mi abrazo vuele por sobre estas palabras que intentan en vano alcanzarte, o salir a buscarte en alguna esquina del mundo.
Y ahora me toca volver al domingo de andar contando las horas para estrecharte la voz a doce mil kilómetros de distancia de dos a cuatro, para decirte lo mucho que te quiero y te extraño aunque ya tu lo sabes. Así es que por ahora saldré a buscar esa sopa que sea capaz de entibiarme la angustia que se coló en mi domingo para mostrarme tus ojos cansados.


sábado, 28 de enero de 2017

Bajo cero


El tercer día de la segunda semana del primer mes: Apareció Virgilio para llevarme al los inviernos.
Bajé arrastrando una cruz de hielo, cincuenta lengüetas congeladas y un saxofón de cristal.
Pasé temblando por entre los esqueletos de 1500 clochards que manoteaban el aire intentando atrapar el aliento de vodka de los borrachos de la noche anterior, que caía en copos para estrellarse en los adoquines de la explanada de Beaubourg. En tanto el cuchillo de enero me apuñalaba el alma sin compasión, amenazando congelar también veinte poemas de olvido que se escaparon del pecho, entre el humo de un cigarrillo y el recuerdo del sudor de la última noche que pasé contigo, antes de dar este salto mortal sobre los Pirineos.
El tercer día de la segunda semana del primer mes; Se me escapó una lagrima congelada como un diamante al recordar que olvide despedirme del calor de tu cuerpo, y ahora a merced de la noche que bajo cero me abraza a la fuerza, no consigo recordar si lo traje envuelto en la maleta o lo empeñé por un trago para el perdón de los pecados que pienso seguir cometiendo a tu nombre.