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lunes, 15 de octubre de 2018

Botella al mar


Botella al mar

Eché una botella al mar con una canción urgente dedicada a veinte piratas desesperados. Después me senté en la arena a mirar como naufragaba meciéndose entre las olas con rumbo desconocido. Acto seguido, me fui de allí arrastrando las mil soledades que cargo en el alma a cuenta de todos los olvidos posibles y los amores fallidos.
Un día de noviembre mientras arriaba las velas de mis fracasos, se apareció Neptuno con sus tritones cantando mis versos apócrifos, acompañado de un coro de impúdicas, soberbias y desvergonzadas sirenas que me apuntaban el corazón con el pezón de sus tetas.








“El Campo”
¿En donde es que queda “El Campo?- pregunté inútilmente a los tíos y a los abuelos del mundo, que en ese momento recibían alborotados a la madre de todas las abuelas, que entonces llegaba cargada con todos los frutos de los árboles del bien y del mal que pueden caber en dos canastas de mimbre y que al parecer brotaban sin cesar del jardín del Edén en donde estaba el origen de todos los tiempos.
Volví a preguntar: ¿Alguien sabe el camino para llegar al lugar primigenio que llaman “El Campo?- Entonces de alguna parte cayó una frase indescifrable; “La punta,camino a Codegua”- que yo recogí con la punta de la incertidumbre para anotar en una libreta invisible, a la espera de la invención de la escritura.
Seguí preguntando por los siglos de los siglos en donde quedaba “El Campo”. Viajé por la mitad del mundo con el mapa indeleble que dibujé siendo niño, desde Arkham a Macondo y de Camelot a Minas Tirith, tan solo para descubrir que “El Campo” existía apenas en la imaginación de mis recuerdos, a mitad de camino entre el Wallmapu y las vascongadas desde donde se llega a La punta camino a Codegua.

jueves, 2 de marzo de 2017

Despedida



Hoy nada mas amanecer, salí a juntar los restos de tu ausencia reciente. Algunos dibujos, el rastro del desayuno y un cepillo de dientes.
Enumeré las risas y los llantos, los cantos que te solía inventar. Encendí una a una las estrellitas que compramos en un bazar, en donde elegiste las galaxias y los planetas para volar mas lejos.
No se si estaré algo mas viejo, pero las gafas de ver el mundo jugaron a las escondidas conmigo a causa de una lágrima dulce que no terminaba de rodar por la mejilla del primer día de marzo.
Anoche después de terminar de coser tus alas y acariciar el mapa de tu aventura, metí en un bolsillo de mi corazón los recuerdos que me encargaste te guardara...después solo pude abrazarte hasta donde alcanza la vista y la vida, para desearte toda la suerte del universo desde mi puesto de vivir que queda en esta parte del mundo.


miércoles, 22 de febrero de 2017

El largo regreso



No se si te dije que ayer salté por el aire huyendo de los últimos estertores del invierno. Que la oscuridad de la ciudad de la luz plantó una sombra sobre mis huesos cansados de andar.
No se si te dije que el largo regreso a casa me propinó una paliza que cabe en cien madrugadas eternas cruzando Madrid y La Mancha. Que los molinos de viento dormían cuidando Quijotes y gigantes cansados tras siglos de luchas y sueños delirantes.

No se si te hablé del silencio nocturno que me contaba las horas y los segundos como cadenas perpetuas. Como un camino que existe, subsiste y persiste tan solo para eternizar este largo regreso a casa.

jueves, 2 de febrero de 2017

Medio volviendo



Las brasas del cigarrillo brillando en la oscuridad como una estrella moribunda. Una segunda cerveza mas corta que la sed de la madrugada y mas fría que la inmensidad del espacio.
Me visto despacio y camino buscando el camino, cuento las monedas para pagar a Caronte y apunto al horizonte. Norte sur, este oeste, a cara o cruz y a quemarropa. .
Me cuelgo de la cola de un cometa camino del paraíso perdido, te cuento cosas al oído que nunca escucharás y deshago la maleta como si me estuviera marchando otra vez.
Finalmente cuando regreso no se si no estoy mas que yendo hacia otro lugar.
Te muestro una roca lunar, un anillo invisible que me encontré en Saturno y el ojo nocturno que mira el lado oscuro de la luna.

Me callo la nueva canción que aprendí en un callejón del Camden, una lluvia que me empapó París y el silbido de un tren que perdí al llegar a una estación de Roma. Te abrazo en broma, te miro en serio y me tumbo a esperar que sople la próxima ráfaga de viento.

martes, 31 de enero de 2017

Si quieres te cuento



Si quieres te hago inventario de este momento
Si quieres te doy argumento para cagarte en el mundo
Te apunto cada segundo de este un día de mierda
Y anoto lo que se pierda para el día de mañana
Si quieres con la semana te hago una antorcha de olvido
Y te pido que la incineres cuando te plazca y lo quieras
Después busco la manera de hablarte de cosas mundanas
De peras y de manzanas, de amor y de bueyes perdidos

Si quieres te cuento que hoy día anduve dando batalla
Que no pude dar la talla contra un molino de viento
Que el mundo y los esperpentos que andaban me derrotaron
Que me mataron mil veces a pesar de mi sonrisa
Y que perdí asta la camisa bebiendo para olvidar
Y no olvidé que bebía recordando mis derrotas
Mis notas de campo, mis ojos y mis pálidas ilusione

Si quieres paso de ti y te crucifico en mis versos
Si quieres te dejo mis besos pendientes por esta noche
Si quieres hago un silencio y me trago todo el veneno
Para vestirme de bueno siendo un impresentable
Y después envaino mi sable de andar degollando fracasos
Si quieres me corto los brazos que abrazan y que estrangulan
Que luchan, que manotean, que dan tregua y que desnudan
Que mudan de piel como el viento que sopla en la primavera.


domingo, 29 de enero de 2017

Tus ojos cansados



Andaba buscando una sopa para entibiar una angustia de no se cuando ni donde, y al mirar al costado me encontré con tu rostro y tus ojos cansados.
Salí presuroso a preguntar quien vigilaba el parrón primigenio y quien custodiaba el patio del principio del mundo en tanto volvías de aquella pausa, y cual era la causa del cuento de no se que recuento de glóbulos rojos que andaban cansando tus ojos.
Será que llevo una lágrima suelta envuelta en estos últimos días, y que no se en donde ponerla antes que se congele, y no se si esperar a que mi abrazo vuele por sobre estas palabras que intentan en vano alcanzarte, o salir a buscarte en alguna esquina del mundo.
Y ahora me toca volver al domingo de andar contando las horas para estrecharte la voz a doce mil kilómetros de distancia de dos a cuatro, para decirte lo mucho que te quiero y te extraño aunque ya tu lo sabes. Así es que por ahora saldré a buscar esa sopa que sea capaz de entibiarme la angustia que se coló en mi domingo para mostrarme tus ojos cansados.