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martes, 28 de julio de 2015

Un 5 de septiembre


Si vas al final de la tierra busca mi sombra en el patio de mi escuela.
Busca mis rodillas laceradas a la hora del recreo a cambio de una sonrisa envuelta en una bolsa de canicas.
Busca mis pasos y mis amores escritos con lápiz pasta en un viejo bolsón de cuero a un océano de tiempo y de distancia detrás de una montaña de recuerdos.
Si vas al final de la tierra búscame el viento de septiembre en un volantín, y la soga que hacía bailar un trompo de madera que silbaba furioso al salir de mi mano.
Busca un pequeño ejercito de ángeles con delantales blancos que solían blandir en su mano una espada de tiza y diles que no me olvidé sus prodigios.
Si vas al final de la tierra, búscame un 5 de septiembre, que mandaré mi espíritu con los zapatos lustrados, convenientemente peinado y con el corazón reluciente para abrazar al niño que fui y que nunca olvidé.
Si vas al final de la tierra, busca mi sombra nostálgica que vaga solitaria buscando mi eterno regreso en blanco y negro.



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