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lunes, 21 de marzo de 2016

Caí del cielo



Caí del cielo estrepitosamente después de andar deambulando entre cúmulos y nubes de hidrógeno, entre los rayos gamma y el tintinear luminoso de mil pulsares que apuntaban su pulso cosmico en todas direcciones.
Viajé a bordo de naves intergalácticas y en la cola de varios cometas que escapaban a toda prisa con la brisa del viento solar.
Me sentí seguro por un momento entre seres alienígenas que disparaban a diestra y siniestra sus armas pulverizadoras. Anduve un rato entre monstruos de toda calaña que intentaban sin éxito destruir la galaxia y sus alrededores.
Me perdí entre portales interdimensionales buscando seres de luz y algo de humanidad entre constelaciones lejanas, tratando de aprender el lenguaje universal de todos los tiempos y el secreto de todos los silencios.
Volé por el cosmos gritando con todas mis fuerzas- ¿hay alguien ahí?- pero tan solo los monstruos me daban muestras de vida.

Finalmente caí del cielo entre los restos agónicos del domingo que amenazaba convertirse en un lunes mas en este aburrido rincón del universo, en donde los versos se pierden con el ruido urgente de la gente que vive una vida sin sentido.

sábado, 19 de marzo de 2016

El domingo de Ramos



Como olvidar aquella madrugada de domingo en que celebramos el cumpleaños del flaco Jesús Ramos.
Aquel día le dimos una sorpresa junto a otros dos amigos. Estaban; el gordo Candia (a ese le decíamos el muerto porque era muy vago, se movía menos que la mandíbula de arriba)
Estaba también el tuerto Zabaleta que se llamaba Pociano. El tuerto había sido piloto de carreras y en un accidente perdió un ojo, por eso en vez de “tuerto”, le decíamos cariñosamente; “Poncio el piloto” Y yo, que aunque no me gusta mucho la bebida, cuando se trata de festejar a un amigo, me tomo hasta la molestia.
Sabiendo lo que le gusta el “frasco” al flaco Jesús, nos propusimos llevarlo de gira por la ciudad a la zona de bares a la que llaman “El vía crucis”, que es un circuito obligado para los borrachines del fin de semana que gustan de recorrerla yendo de bar en bar.
Una vez terminado el recorrido, nos fuimos a la casa del muerto. Habíamos estado empinando el codo toda la noche hasta agotar estock, de pronto El flaco Jesús le grita al muerto (que no había movido un dedo en toda la noche)- ¡Ya Lazaro, levántate y anda, anda a comprar otra litrona! Yo apoyé la moción, el Gordo alegó que era el dueño de casa, le preguntamos al Poncio el piloto que pensaba del asunto, este como siempre, se lavó las manos. Ahí se armó una discusión y pusimos fin a la celebración.
Salimos de allí cargando con el flaco Ramos, que para entonces estaba en “calidad de bulto”. Iba con los brazos abiertos que parecía que arrastrábamos una cruz, y gritaba que seguía con sed.

La resaca le duró una semana entera, hasta el otro sábado , aunque el domingo siguiente estaba como nuevo, por eso a ese domingo lo llamamos; “Domingo de resurrección”

lunes, 14 de marzo de 2016

Citrón cinco y la sociedad perfecta



Cuando llegué a “Citrón cinco” me llamó la atención lo funcional que resultaba esa sociedad. Después de recorrer el cosmos encontrando mundos bizarros, me di cuenta de que ese era el lugar mas parecido al paraíso que existía en toda la galaxia. Pero esto no siempre fue así, según me contó el guía que me asignaron. Después de cuatro revoluciones, entre revoluciones sociales, armadas y tecnológicas, llegaron por fin a la solución.
Los citrones vivieron sus guerras y tuvieron que sobrevivir a varios mundos pos-apocalipticos. El mas terrible fue el que sobrevino después de la invención por parte de uno de sus científicos, del virus “antigilipollas”. En su momento se pensó que era necesario, ya que los gilipollas se habían convertido en la inmensa mayoría en el planeta, superando con creces a los cretinos, los que se habían visto mermados antes, por una extraña dolencia que los aquejaba.
Para entonces, los gilipollas copaban casi todo el espectro de la sociedad citronence. Estaban en la política, en los gobiernos, en las administraciones públicas, en los colegios, en las universidades, en el mundo del arte y por supuesto en el mundo del deporte (desde donde parece casi imposible erradicarlos)
El hecho es que un día un brillante científico, desarrolló un virus que afectaba solo a los gilipollas. Al principio pareció mejorar todo, pero a medida que los gilipollas iban desapareciendo, los cretinos comenzaron a ocupar los espacios que estos iban dejando. Por otra parte, algunos gilipollas fueron desarrollando defensas y fueron mutando en cretinos, y como descubrieron después; el gilipollas es amoral, pero el cretino suele ser directamente inmoral.
Le pedí al guía que me explicara la diferencia, este sacó un pequeño esquema en donde pude leer:

Amorales son por ejemplo:
Animales
Zombis
Vendedores de enciclopedias y futbolistas.
Inmorales son en cambio:
Políticos
Clérigos
Banqueros e ingenieros de marketing.
Intrigado le pregunte al ser que hacía de guía- ¿Y como solucionaron el problema?
El extraño humanoide se abrió la chaqueta y me mostró su vientre, en donde se apreciaban luces y circuitos, entonces con voz calmada me explicó- Los exterminamos a todos y los androides ocupamos su lugar.

Salí de Citrón cinco antes de lo previsto, pensando que el paraíso definitivamente no existe.

martes, 8 de marzo de 2016

Ascensores arriba


Como enseñarte la niebla, la soledad vertical y la melancolía en un grafiti.
Como explicarte un millón de cascadas llorando escaleras abajo y las esperanzas subiendo ascensores arriba para tocar el cielo hecho de calaminas multicolores.
Como contar que perdí mil suspiros en tan solo una noche y que perdí mil noches en un suspiro tan solo para robarle un beso.
Como decirte la furia del viento que mece las naves que se agitan intentando soltar amarras como mi corazón inquieto.

¿Como explicarte a que sabe el mar y el sabor del hechizo, si nunca haz estado en Valparaiso?