Cuando llegué a “Citrón cinco”
me llamó la atención lo funcional que resultaba esa sociedad.
Después de recorrer el cosmos encontrando mundos bizarros, me di
cuenta de que ese era el lugar mas parecido al paraíso que existía
en toda la galaxia. Pero esto no siempre fue así, según me contó
el guía que me asignaron. Después de cuatro revoluciones, entre
revoluciones sociales, armadas y tecnológicas, llegaron por fin a la
solución.
Los citrones vivieron sus guerras y
tuvieron que sobrevivir a varios mundos pos-apocalipticos. El mas
terrible fue el que sobrevino después de la invención por parte de
uno de sus científicos, del virus “antigilipollas”. En su
momento se pensó que era necesario, ya que los gilipollas se habían
convertido en la inmensa mayoría en el planeta, superando con creces
a los cretinos, los que se habían visto mermados antes, por una
extraña dolencia que los aquejaba.
Para entonces, los gilipollas copaban
casi todo el espectro de la sociedad citronence. Estaban en la
política, en los gobiernos, en las administraciones públicas, en
los colegios, en las universidades, en el mundo del arte y por
supuesto en el mundo del deporte (desde donde parece casi imposible
erradicarlos)
El hecho es que un día un brillante
científico, desarrolló un virus que afectaba solo a los gilipollas.
Al principio pareció mejorar todo, pero a medida que los gilipollas
iban desapareciendo, los cretinos comenzaron a ocupar los espacios
que estos iban dejando. Por otra parte, algunos gilipollas fueron
desarrollando defensas y fueron mutando en cretinos, y como
descubrieron después; el gilipollas es amoral, pero el cretino suele
ser directamente inmoral.
Le pedí al guía que me explicara la
diferencia, este sacó un pequeño esquema en donde pude leer:
Amorales son por ejemplo:
Animales
Zombis
Vendedores de enciclopedias y
futbolistas.
Inmorales son en cambio:
Políticos
Clérigos
Banqueros e ingenieros de marketing.
Intrigado le pregunte al ser que hacía
de guía- ¿Y como solucionaron el problema?
El extraño humanoide se abrió la
chaqueta y me mostró su vientre, en donde se apreciaban luces y
circuitos, entonces con voz calmada me explicó- Los exterminamos a
todos y los androides ocupamos su lugar.
Salí de Citrón cinco antes de lo
previsto, pensando que el paraíso definitivamente no existe.
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