Durante mi corta estadía en Londres busqué apresurado un almacén
o tienda de caramelos. Llevaba en mi cabeza la frase tantas veces oída en películas
en la que el dependiente señalaba el importe de la compra en; chelines y
peniques.
Balbuceando emocionado señalo mi lista de compra escogiendo
esto y lo otro apretando el dinero en mi mano y con el corazón latiendo a toda
prisa. Descubro con infinita decepción y con horror que el hombrecillo de gafas
responde- ¡five fifty!
Sin conseguir reponerme de mi asombro protesto- ¿Cómo five
fifty?
¿Que hay de los chelines y peniques?
El tipo me mira con curiosidad mientras decepcionado pago el
importe y me voy murmurando entre dientes- ¡Y yo tan solo quería que me dijera
“diez chelines y seis peniques! ¡Esta gente no sabe inglés o no mira películas!
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