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jueves, 12 de febrero de 2015

Sirena




No se lo que le dije o no me acordaba cuando ella lanzó una piedra pintada a las olas, yo no debía estar allí pero estaba,  hundiéndome como esa piedra en sus ojos que bañaban la tarde.
Le pregunté quién era y me dijo- Soy la canción que cantabas, soy una espuma en el mar y soy la luz de las estrellas que se apagaran con el sol.
Armó una orquesta imaginaria y bailo descalza al borde del mar,  poco después me acercó una caracola al oído para mostrarme su furia encerrada que latía con fuerza al ritmo de mi corazón.
Le dije- tengo mil años pero rió con el sonido del mar,  vestida con algas me arrastró hasta el reino de Neptuno para renacer otra vez.
Me desperté con el frío de mil mañanas sobre mi cuerpo al lado de una botella de vino vacía, la llené de mensajes en verso para luego arrojarla furioso a las olas que se tragaron la noche y me fui arrastrando mil siglos de ausencia.

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