Hoy nada mas amanecer, salí a juntar
los restos de tu ausencia reciente. Algunos dibujos, el rastro del
desayuno y un cepillo de dientes.
Enumeré las risas y los llantos, los
cantos que te solía inventar. Encendí una a una las estrellitas que
compramos en un bazar, en donde elegiste las galaxias y los planetas
para volar mas lejos.
No se si estaré algo mas viejo, pero
las gafas de ver el mundo jugaron a las escondidas conmigo a causa de
una lágrima dulce que no terminaba de rodar por la mejilla del
primer día de marzo.
Anoche después de terminar de coser
tus alas y acariciar el mapa de tu aventura, metí en un bolsillo de
mi corazón los recuerdos que me encargaste te guardara...después
solo pude abrazarte hasta donde alcanza la vista y la vida, para
desearte toda la suerte del universo desde mi puesto de vivir que
queda en esta parte del mundo.