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lunes, 8 de junio de 2015
Chapeau
Ella contó sus tristezas desde el otro lado del mundo, desde el otro lado del tiempo y desde otras estrellas que brillaban en cielos de otros colores.
De pronto sacó un silencio que había guardado mil años y lo estrelló contra su tiempo.
Bailó sobre sus heridas como si hubiera un mañana y se despertó de repente para renacer de entre sus cenizas.
Y yo que oía distante, me fui entre sus palabras rebautizando los rostros que había olvidado entre tantos amaneceres desde este lado del mundo, le hice una verónica a la muerte y me saqué el sombrero para saludarla desde mis sonrisas, desde mis lágrimas secas y mis usos horarios.
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