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viernes, 26 de febrero de 2016

Monsieur Elie



Después de reír a mandíbula suelta con un viejo amigo que acababa de conocer, y después de pensar un rato, llegue a la conclusión de que:
Hay gente que está loca, otros en cambio hacen lo que les sale de los cojones y viven la vida como les viene en ganas. Despiertan cantando y se van a la calle a sumar amigos analógicos, saludan a todo el mundo y lo llevan a pasear a bordo de historias descabelladas.
Hay gente que anda perdida. Otros en cambio, se echan a la calle sin mapa, sin brújula y sin GPS, le dibujan y le cantan la torre Eifel a sorprendidos turistas hablando en esperanto y se van a desayunar a las seis de la tarde sin perder el norte, el sur, el este y el oeste.
Hay gente que no tiene nada, en cambio hay algunos que tienen el mundo. Tienen una sonrisa enorme como una llave maestra que abre las puertas del universo y sus alrededores. Cuentan mas cuentos que monedas y aún así nunca andan en números rojos.
Hay gente que está loca, hay otros que andan perdidos y algunos no tienen nada, pero hay delirantes como Paul Elie que lo tienen todo y les sobra para invitar un trago antes de abordar su locura de niño y perderse por la ciudad como si tal cosa.


martes, 23 de febrero de 2016

Tenía 15 años


Tenía 15 años y una amiga
El pelo largo, el vuelo a flor de piel
Tenía un mapa en donde me escapaba
Y una promesa envuelta en un papel

Tenía versos que nunca enseñaba
Tenía besos que nunca besé
Tenía un corazón cada mañana
Buscando un nuevo amor para querer

Tenía unos zapatos de cubiertas
Para encontrar la ruta y escapar
Tenía una canción en el bolsillo
Y un estribillo a punto de estallar

Tenía la certeza del futuro
Y algo muy parecido a la alegría
Tenía una guitarra sin canciones
Y una voz susurrando melodías

Tenía un LP de Cat Stevens
Tenía los sueños en la poesía
Tenía “rolling stones” en mis paredes
Tenía 15 años y una amiga.

lunes, 22 de febrero de 2016

Bitácora



El niño pasó flotando sobre cien mil ciudades invisibles para llenarse los ojos y las manos de viento, de calles y de castillos, de días y noches entre el andén y la ruta.
Pasó ligero escribiendo latidos en su corazón como bitácora, devorando los mapas entre las nubes y anotando concienzudamente cada calle y cada suspiro.
El niño pasó veloz como el viento atrapando los nombres que dicta el camino.
Se fue anotando las prioridades del alma, pasando lista a sus sueños y masticando cien despedidas.

Dando sus tramites por cumplidos; sacó una lagrima blanca y la enjugó en el Mediterráneo antes de volver a extender sus alas y levantar el vuelo.

domingo, 14 de febrero de 2016

La última gota




Bendita la maldición de la mano que en un oscuro desván va plasmando el grito del alma sobre una tela o sobre un papel grasiento. El éxito del fracaso que no se compra ni vende, que pende de un hilo mas fino que la seda.
Bendita la maldición de la sobredosis de soledad que va pariendo la creación en su estado puro, bendito el oscuro vientre de la certidumbre incierta del que zozobra.
¿Haz visto a los sabios de las cunetas y los callejones contando estrellas para guardar en sus bolsillos rotos?
¿Haz visto brillar la luna en la última gota de una botella de ron cuando la muerte pasa de largo?

Medio día nublado (al cumpleaños de mi padre)





El tiempo daba nublado al medio día del día del gran señor de la vida cuando partí por la rue Des Lombardes a buscar su sonrisa.
Me fui apretando un puñado de monedas en la mano mientras me cantaban pajaritos y mariposas en el estomago como cuando era niño.
He de confesar que me llovió un poquito al escucharte al otro lado del mundo, de la vida y de los recuerdos. Pero luego el timbre cálido de tu voz me trajo el sol y pensé sonriendo en el pronóstico del tiempo que daba nublado para el medio día de hoy en París.
Te oí tan fresco que me dispuse a abrazar tus 83 sonrisa, tus 83 primaveras y crudos inviernos, tus 83 suspiros y llantos venciendo a la muerte, y pensé que tal vez la felicidad y la alegría se puedan construir de madera, aunque después terminen crucificando al hijo del carpintero.
Salí apretando con fuerza el puñado de monedas y me fui por ahí a cambiarlas por un poco de sangre convertida en “cavernet sauvignon” para celebrarte a lo largo y ancho del mundo y del día, que sin embargo daba nublado a pesar del sol que me dejaste plantado en el alma.

sábado, 6 de febrero de 2016

Sombrillas en el desierto- Nahuel Pinto cavilla





En media hora paró aquel tic tac
Suave arritmia, marrón y colorado
Dulce taquicardia, olor a mar
Que mezcla mi futuro y su pasado

Ánforas repletas de agua de lluvia
Un lustro, cuatro siglos "dios mediante"
Indicios, corazonadas de angustia
Sostienen un incendio insofocable

Diamantes, bastones, dagas y equinos
Sin consciencia, en constante alboroto
Desbaratan memorias, sueños rotos
Absolviendo a este presente mezquino

Iluminada alma estridente y muda
Maldice la verdad ante sus ojos
Los que saben no afirman, solo dudan
La pregunta única responde a todo

La vigilia acaba, despierta el sueño
Regreso al olvido de los recuerdos
Quizás lo peor de volverse cuerdo

Es de nuevo sentirse tan pequeño

martes, 2 de febrero de 2016

Villano invitado -2 Paulo Andrés Baros



No te das cuenta Muchacha 

Soñé que me hablaba en español, con aquel acento delicioso de voz, tabaco y café. Su mirar agudo era esta vez de un verde azulado, mas intenso y sostenido.
Estábamos en el campo y el viento de la mañana creaba un oleaje con su vestido sobre su cuerpo fino y libre. Sus piernas se asemejaban al anhelo, recortadas de firme volumen en el espacio, estaban descalzas y en su desnudes parecieron ser por un instante lo único verdaderamente iluminado por el sol, cuando desperté pensando que no había nada mas sensual que la sensualidad de quien ignora su posesión, o que también son los otros quienes adjudican tal sensualidad a la, o a el ignorante , la belleza de la ingenuidad, cierta pureza que pareciera transfigurar al portador gracioso de algún don.

-¿Es que tu no te das cuenta muchacha?- le habrían dicho hace tiempo, poco antes de que comenzara a querer ser conscientemente deseada, a buscar el deseo ajeno para respirar, mucho antes de que los tacones se abrazaran a sus talones y estos a sus piernas , como un ajustado guante de cuero que se ciñe a la mano que lo recibe, tal como las microscópicas arenas reciben a las espumas del océano. Así la percibí yo , todo de golpe , ola , roquerío y tempestad cuando la observe desabotonar su abrigo, descubriendo así el fulgor en una noche de invierno, cuando el viento acariciaba la piel transeúnte como una mano entre cuyos dedos se adivinara una finísima , y fría hoja de afilado acero....