Después de reír a mandíbula suelta
con un viejo amigo que acababa de conocer, y después de pensar un
rato, llegue a la conclusión de que:
Hay gente que está loca, otros en
cambio hacen lo que les sale de los cojones y viven la vida como les
viene en ganas. Despiertan cantando y se van a la calle a sumar
amigos analógicos, saludan a todo el mundo y lo llevan a pasear a
bordo de historias descabelladas.
Hay gente que anda perdida. Otros en
cambio, se echan a la calle sin mapa, sin brújula y sin GPS, le
dibujan y le cantan la torre Eifel a sorprendidos turistas hablando
en esperanto y se van a desayunar a las seis de la tarde sin perder
el norte, el sur, el este y el oeste.
Hay gente que no tiene nada, en cambio
hay algunos que tienen el mundo. Tienen una sonrisa enorme como una
llave maestra que abre las puertas del universo y sus alrededores.
Cuentan mas cuentos que monedas y aún así nunca andan en números
rojos.
Hay gente que está loca, hay otros que
andan perdidos y algunos no tienen nada, pero hay delirantes como
Paul Elie que lo tienen todo y les sobra para invitar un trago antes
de abordar su locura de niño y perderse por la ciudad como si tal
cosa.
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