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martes, 29 de septiembre de 2015

El arrullo del alma



Entonces los trenes arrullaban el alma con su vaivén y su “chacá chacá” . El mundo estaba allá afuera al alcance de unas monedas y el tiempo no tenía importancia.
La vista solía devorar extensiones en el horizonte de montañas y nubes, de bosques interminables y desiertos sembrados de atardeceres naranja.

Entonces llegaron los señores de negro para secuestrar los andenes. Llegaron arrancando sueños y rieles en nombre del progreso y la prisa, vinieron con inauguraciones y decretos en contra de los arrullos del alma, en contra del tiempo de las contemplaciones y de los horizontes en movimiento y nos dejaron en silencio.... de pie en el anden contando en la esfera de una lágrima los días y las monedas para el regreso del arrullo de alma.

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