Le debía estos versos a don: Alberto Cavilla Fernandez. Abuelo de mis hijos, luchador social incansable
muerto en exilio, que duerme el sueño de los justos en un pequeño cementerio de un pueblo en la sierra de Madrid.
Letras para la tumba de un justo
"Un breve receso"
¿Que puedo decirle a la tumba solitaria de un justo?
Tal vez contarle que sus besos han germinado y que sus semillas se siguen multiplicando.
Que la revolución nunca llegó pero que los sueños siguen intactos y que la patria sigue quedando tan lejos como de costumbre.
¿Que puedo decirle a la tumba sin nombre de un soñador?
Tal ves contarle que le robé algunas letras a un verso que le tenía guardado hace tiempo, y que los he despegado de un ramillete de palabras tristes para clavarlo a la tierra que acuna sus huesos.
Que la memoria es una espada que pende sobre las cabezas de los impíos y que multiplicará por mil la visión esplendida de sus ojos azules.
¿Que le puedo decir a la lágrima que discurrió entre las piedras que guardan el sueño de los justos?
Quien sabe contarle que el descanso del abogado del pueblo es tan solo un "breve receso".. y después abrazar el recuerdo que fundirá la nieve de los futuros inviernos al rededor de su risa y la risa del mundo, para depositarlo sobre el amor antiguo de padre primigenio que duerme esperando el advenimiento del mundo de los hombres sabios y libres.
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