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lunes, 4 de enero de 2016

A cuatro vientos



De pronto llegaron los vientos soplando a cuatro gritos. A cuatro esquinas y a cuatro puntos cardinales, con todo ese invierno que esquivo no acertaba a darme su estocada con sus cuatro puñales de hielo.
La lluvia bailaba distante y aun así olía a sopaipillas, olía a tus ojos cansados y tristes antes de esa despedida que me partió el corazón.
Salí a buscar tus zapallos convertidos en calabazas por miedo a que las doce campanadas se llevaran tu recuerdo y tus manos de alquimista, allá donde las rosas cantan como violetas.
¿Sabrás que tus niños van por el mundo blandiendo tu ternura?
¿Sabrás que los vientos que vinieron del sur me refrescaron los besos?
Habrá que hacer de la lluvia un abrazo que me dure hasta el final del invierno, en tanto me voy con la lluvia arrojando poemas al aire para cambiarlos por tus ojos ausentes.


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