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jueves, 21 de enero de 2016

London night



Llovía como siempre o como nunca cuando abordé el “Routemaster” en Seven Sister Rd.
Me persiguió el fantasma de Lennon y el verdadero hijo del falso Beatle, que me abordó en Camden Town para pedirme que le liara un cigarrillo.
Una rubísima groupie hacia una tonta performance cerca de los anarquistas y punks que repartían comidas y abrazos entre los desgraciados del weekend, y yo saxofón en mano, partí a buscar a Bob Dylan (que se hacia llamar Jhonny Walker cuando la sed apretaba la garganta).
Después de la división de los peniques, vino la multiplicación de los panes y los peces desde una lata de atún, mas tarde la santificación de la noche del viernes que amenazaba incendiarme la paciencia entre los gritos de los vendedores y las sirenas policiales que enrarecían el aire.

Aquella noche perdí el GPS, y no fue si no a la mañana siguiente que conseguí encontrar la ruta que me sacara de allí en cuerpo y alma. Hasta que al fin conseguí escapar con mi sombrero de copa y un agujero en el presupuesto.

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