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martes, 26 de julio de 2016

Fumando la metafísica



No es día par aguantar gilipollas, para fumar metafísica o para ejercitar la ciencia de la paciencia.
Alguien dejó un camello estacionado al lado de mis malas pulgas, me llovieron infelices felices de estar en su mundo de rosas, justo hoy que la cosa es que llevo un hacha clavada en el cerebelo.
El universo no está para movidas, y aunque pasara Lady Godiva empelotas para invitarme a subir al caballo, me quedo en el inframundo difuso y confuso pero sin florituras.
No es día para aguantar luminosos, así es que al siguiente que pase le regalo un pase para pasar al olvido.
Alguien dejó un filósofo estacionado al borde de mi paciencia con la ocurrencia de que todos somos iguales, que conjunciones astrales y otras giladas afines, que los confines del universo y que otros versos idiotas que suenan en tono de mantras.

Alguien dejo algo parecido a un revolver estacionado en uno de mis bolsillos, y yo estuve a punto de apretar el gatillo.

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