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domingo, 28 de agosto de 2016

La nota falsa



Aquella noche toque como si gritaran
Los ángeles del infierno desde la fosa
Una lengüeta rasposa me traicionaba
¿Será que a mi saxofón le falta una nota?

Cruzaron aquellos ojos delante mío
Batiendo sus dos pestañas como palomas
Sabiendo que para mi no era esa mirada
¿Será que a mi saxofón le falta una nota?

Me fui por el callejón siguiendo la luna
Para ver si me encontraba con tu persona
Pero me dijo el satélite que no estabas
¿Será que a mi saxofón le falta una nota?

Entré para emborracharme en una taberna
Para olvidar esas piernas bebí unas copas
Me echó el dueño de la tasca por busca pleitos
¿Será que a mi saxofón le falta una nota?

Salí a buscar por la noche esa nota falsa
Que se escapa cuando quiere y no cuando toca
Me deja tirado cuando la necesito
¿Será que a mi saxofón le falta una nota?

La encerraré en un silencio de semifusa
Para que las musas no escapen como locas
Y voy a disimular la nota cantando
¿Será que a mi saxofón le falta una nota?


jueves, 25 de agosto de 2016

Mujer tocando el oboe



Ella tocaba el oboe por sobre sus largas piernas
Tenía la vida eterna debajo de su pollera
Cargaba entre sus caderas la muerte que da la vida
Y una virtud escondida en el canal de sus pechos

Jugó sus cartas marcadas con una tinta invisible
Haciendo que lo imposible se hiciera cosa sencilla
Bordando la maravilla con hilos de circunstancias
Me envolvió con la fragancia que manaba de su talle
Y después me echó a la calle como quien dice “hasta pronto”

Y yo mordí el crudo invierno castañeteando entre dientes
Contando con que al siguiente se acordara de mis besos
Cargando la piel y los huesos aquella noche funesta
Perdí la batuta, la orquesta y perdí hasta las partituras
Perdí el juicio y la cordura por un oboe y sus piernas.

Y si ella volviera a pasar cargando su blanca tez
Me arrojaría otra vez al precipicio que carga
Por ver esas piernas largas debajo de su vestido
Por escuchar el sonido de un oboe de madera
Y por apretar sus caderas que pasan por sobre el mundo.


sábado, 20 de agosto de 2016

Canícula



Pasó el verano cargando a degüello por el Micalet. El sol cenital descargó una lluvia de rayos furiosos sobre las piedras, y todo ser que se mueve quedó irremediablemente condenado a esperar el otoño, aquejado de una locura parcial o total sobre la ciudad del Cid Campeador.
He visto a Marcel Marceau liándose un “peta”, y a Gardel cantando a los Beatles mientras se derretía debajo de su sombrero al lado de las estatuas que sudaban a mares.
Los turistas convertidos en camarones, caminaban penosamente usando sombrillas como bastones, intentando despegar sus chanclas del suelo ardiente, hasta que pasé yo mismo buscando mi sombra que huía cruzando el puente de Serranos buscando los árboles del Turia.
Pasó una gaviota perdida buscando el mar en dirección a la sierra, y pasó detrás de ella un borracho buscando la sed perdida en un vaso. Por último pasó un mensaje buscando una botella para arrojarla al mar de diciembre en donde la añoranza del verano no sabe o se olvida del fuego de agosto en Valencia.


jueves, 18 de agosto de 2016

Como Ícaro y como Dédalo



Me anda siguiendo una lágrima por un costado del tiempo
Se mete en mi risa y hasta amenaza meterse en mis sueños
Y no consigo atraparla para decirle lo que yo pienso
Se estira y se agranda, se esconde por un momento
Pero yo se que me espera para apuñalarme el pecho

Me anda siguiendo un silencio por los caminos del verbo
Me envuelve en su grito sordo, me sopla su desaliento
Y ya no escucho las risas, las voces ni los lamentos
Se traga las carabelas, los botes y los veleros
En que crucé el horizonte para cargar mis recuerdos

Me anda siguiendo una nube oscura como un lamento
Como cincuenta verdugos, como cien, como docientos
Y ya no veo tus ojos, no puedo mirar tu pelo
Me deja ciego de amores dejándome al descubierto
A merced de una tormenta que arroja mil aguaceros

Me anda siguiendo un poema triste como un testamento
Como sentencia de muerte escondida en algún decreto
Yo escribo unas alas de cera, como Ícaro y como Dédalo
Pero me alcanza la nube, la lágrima y el silencio

Y los versos del poema que me venía siguiendo.

miércoles, 17 de agosto de 2016

Mujer



No se si vendrán los anunakis
O se invertirán los polos de la tierra
Tampoco se si la guerra
Se acabará alguna vez.
No se si son cinco o son diez
Los que gobiernan el mundo.
No se si en un nano-segundo
Me olvidaré de tu boca
Ni se si lo que me toca
Me llegará alguna vez.

No se si los que asesinan
Tendrán su infierno algún día
Y no se si la alegría
Se guarda en algún cajón
No se si en una canción
Las penas se deshilachan
Tampoco se si se marchan
Tus besos de mi recuerdo
Clavándome un “voy y vuelvo”
Que se quedó en un poema.

No se si el niño que llevo
Prendido a esta vieja piel
Se bebe mas que la hiel
Cuando recuerda tus pechos
No se si quedó en mi lecho
El pulso de tus latidos
Ni se si tengo el olvido
Guardado en alguna cama
Ni se que hacer con las ganas
Que me dejaste mujer.


El Mundo está perdiendo el humo



Recuerdo un incidente patético ocurrido en Chile en los comienzos de la dictadura.
Durante el festival de Viña del mar, un humorista subió al escenario y en un momento comenzó a hacer una graciosa imitación del tirano, y pasados 20 segundos se interrumpió la señal de televisión.
En aquella época yo tendría poco mas de 13 años, pero entendí lo que pasaba casi como todo el mundo. Por supuesto que no creo que la censura y la falta de humor sea solo cosa de la derecha, seguramente a mas de alguno le habrá costado la vida reírse de Stalin.
La falta de humor no afecta solo a la política. El ámbito de la religión es especialmente sensible, así como cualquier dogma que presuma de tener la verdad y la respuesta a la vida.
Ayer un amigo me contó un hecho absurdo (aunque gracioso).
Existe en Valencia un restaurante y rincón cultural llamado “La Mandragora”. El lugar en cuestión es llevado por una parejita vegana, y en el que mas de una vez he actuado.
El caso es que estos chicos han puesto un cartel en el local que reza : “Prohibido hacer chistes de veganos”
Mi critica no apunta a ninguno de estos colectivos, ni el político, ni el religioso ni los de las confesiones alimentarias, pero si en contra de algunos miembros de ellos que lo viven con una pasión fundamentalista.

Estoy convencido de que el mundo está perdiendo el humor. Ayer sin ir mas lejos, conté un chiste, y se me querellaron: 6 curas, 4 imanes, 3 rabinos, 2 comunistas, un gay y 25 veganos!!

martes, 16 de agosto de 2016

Camden Town

En procura del sol crucé el mar en algún lugar del Canal de la Mancha en dirección a la niebla, buscando una dirección emborronada en inglés desde una península caótica, y así anduve un tiempo con rumbo norte buscando algo que tal vez no existe.
Así fue como mi soledad salió a caminar en círculos alrededor de la majestuosa torre mientras Babel despertaba a su rutinaria prisa.

Busqué las palabras mas convenientes en multitud de lenguas pero no hallé respuesta a mi desamparo. Entonces me senté a llorar en esperanto en una plaza del Camden Town a ver si veía pasar tu sonrisa en un vagón de media distancia que pasaba a intervalos regulares, latiendo lento y silencioso como un corazón cansado que no vale un penique.

domingo, 14 de agosto de 2016

Desorden



No se donde estaba yo cuando dieron vuelta mi mundo.
Cerré los ojos y alguien cambió mis “discos” por “vinilos”, mis “patines” por “rollers” y la “botica” por la “farmacia”.
Cambiaron la “aldaba por el “timbre” y el “mameluco” por un “overol”. Cambiaron los “pánfilos” por los “tontos” y el “biógrafo” por el “cine”.
Alguien que andaba de guardia se quiso pasar de listo y se fue cambiando los nombres que tanto me costó aprender, en tanto yo daba una vuelta me cambió el “bisoñé” por un “peluquín”, los soquetes por calcetines y el “paletó” por un “saco”.
Alguien anduvo dando vuelta algo mas que la despensa y el armario y me cambió los “embelecos” por “dulces”, las “callampas” por “hongos” y la “charlina” por una “bufanda” y el “barlón” por un “bitle”.
Dejó tal desorden, que ya no se si podré arreglarlo ni aun juntando los nombres que me había costado tanto aprender.


sábado, 13 de agosto de 2016

"Reflexioterapia" Noé




Noé

Que la política y la religión se parecen, no cabe duda, ambas nos piden más o menos lo mismo, o sea; creer así por que si, sin haber visto mas que escuetos milagros o haber escuchado de ellos por boca de efusivos profetas militantes.Si nos va bien, es por la gracia de dios, si nos va mal, nos está poniendo a prueba.
No se que habrá pensado Noé cuando se puso a construir el arca, dicen que escucho la voz de dios, tampoco se si desayunó alguna de esas maravillosas “setas” (cogumelos) que te hacen creer cualquier cosa, lo cierto es que contaba con tiempo para perder (ya me gustaría a mi tener todo ese tiempo para dedicarlo a cosas inútiles como construir un arca).
La historia resalta las virtudes de Noé pero sobre todo su fe, o sea, el ser un tipo crédulo, pero no nos dice nada o casi nada de su esposa, que debió de ser una persona con una paciencia a toda prueba, imagínenlo diciéndole a su mujer- “Vieja, escuché una voz que me dijo que hiciera un barco descomunal en el garaje”,. o si no se explica, si yo le digo eso a la mía, a saber la que se monta en casa, me la imagino diciendo-¡Que mierda fumaste pelotudo, por lo menos convida antes de venir a decir boludeces!. 
Es curioso que los cristianos admiren a este personaje tan solo por su fe, nadie dijo nada sobre su dominio de la veterinaria, de la navegación y de la carpintería, porque, el “espíritu santo” le dio las medidas pero no le dijo nada de; como doblar la madera, como conseguirla, donde comprar esa ingente cantidad de madera, donde conseguir la brea y sobre todo, ¡con que plata!. Lo cierto es que después de haber hecho el ridículo además de arruinarse el pobre Noé, lo menos que podía hacer dios era mandar el diluvio. 
Seguramente eso explica que, siendo todos nosotros descendientes de Noé ( porque según la historia fuera del arca no quedó ni el loro), seamos una manga de crédulos dispuestos a escuchar y a votar por cualquier profeta que nos prometa el paraíso después de hacernos vivir en un permanente diluvio.

martes, 9 de agosto de 2016

Cargando una cesta


Si te dijera que he vuelto por el camino mas largo cargando una cesta, no creerás lo que he visto.
He visto un lobo solitario medio-aullando a la media luna
Una caperucita, roja de rabia buscando un camello para montarse en la noche y perder la decencia
Un cazador virtual corriendo desesperado tras un Pikachu que le robó el móvil
Un automóvil caro comprando amores de saldo en un barrio barato
Un policía de guardia corriendo sin ganas detrás de un desacato
Y un salvavidas ahogando sus penas en un vaso de absenta

He visto la sed del mundo bebiéndose una cerveza
Y he visto pasar mi sombra montada en mi bicicleta
He visto a cuarenta ladrones robando a cien cenicientas
Y he visto a veinte mujeres detrás de cuarenta tetas.


Olvido


¿Y si un día olvido mi nombre y el tuyo?
¿Y si olvido el arrullo que te regalé siendo niño?
Si me olvido el cariño, en donde dejé aparcada la risa
La mano de las caricias y las canciones de cuna
La sombra que anda en la luna y el mate con peperina
La cinta de la cortina por donde entraba la luz

¿Y si un día me olvido en donde dejé aquella lágrima?
¿Y si se destiñen mis versos en desgastados papiros?
Si no encuentro los suspiros que emborroné en un papel
La historia que escribí ayer, la música que toqué
Los labios que me besaron y los que nunca besé
Los cuentos que imaginé y las cuerdas de mi guitarra

Pero si un día me pierdo buscando un recuerdo
Haz como que voy y que vuelvo en un vaso de vino
Que encontraré el camino para volver a abrazarte
A pesar del olvido.


lunes, 1 de agosto de 2016

Corre el anillo


Corre el anillo (juego infantil tradicional de Chile)

“Corre el anillo por un portillo
Pasó una vieja comiendo huesillo
A todos les dio, menos a mi
Eche una prenda señorita o caballero
¿Quien la tiene de ustedes?”

Eché una prenda al pañuelo, pero nunca conseguí el beso que buscaba.
Crucé el mundo en un bote de vela, después en mi carabela buscando esos labios esquivos, y no encontré tan siquiera mi ración de huesillos.
Alguien “a todos les dio, menos a mi” y se perdió mi beso, mi pañuelo y mi prenda en el intento.
Tal vez se lo llevó el viento o el tiempo, o permanece escondido esperando mi boca en el patio de la vieja escuela.
Corre el anillo por un portillo, esperando que vuelva como un chiquillo a pedirle cuentas al que la lleva y que se llevó mi beso, mi anillo, mi niñez y hasta el portillo que recordaba, dejando mi boca sedienta por los siglos de los siglos.