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jueves, 18 de agosto de 2016

Como Ícaro y como Dédalo



Me anda siguiendo una lágrima por un costado del tiempo
Se mete en mi risa y hasta amenaza meterse en mis sueños
Y no consigo atraparla para decirle lo que yo pienso
Se estira y se agranda, se esconde por un momento
Pero yo se que me espera para apuñalarme el pecho

Me anda siguiendo un silencio por los caminos del verbo
Me envuelve en su grito sordo, me sopla su desaliento
Y ya no escucho las risas, las voces ni los lamentos
Se traga las carabelas, los botes y los veleros
En que crucé el horizonte para cargar mis recuerdos

Me anda siguiendo una nube oscura como un lamento
Como cincuenta verdugos, como cien, como docientos
Y ya no veo tus ojos, no puedo mirar tu pelo
Me deja ciego de amores dejándome al descubierto
A merced de una tormenta que arroja mil aguaceros

Me anda siguiendo un poema triste como un testamento
Como sentencia de muerte escondida en algún decreto
Yo escribo unas alas de cera, como Ícaro y como Dédalo
Pero me alcanza la nube, la lágrima y el silencio

Y los versos del poema que me venía siguiendo.

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