Me anda siguiendo una lágrima por un
costado del tiempo
Se mete en mi risa y hasta amenaza
meterse en mis sueños
Y no consigo atraparla para decirle lo
que yo pienso
Se estira y se agranda, se esconde por
un momento
Pero yo se que me espera para
apuñalarme el pecho
Me anda siguiendo un silencio por los
caminos del verbo
Me envuelve en su grito sordo, me sopla
su desaliento
Y ya no escucho las risas, las voces ni
los lamentos
Se traga las carabelas, los botes y los
veleros
En que crucé el horizonte para cargar
mis recuerdos
Me anda siguiendo una nube oscura como
un lamento
Como cincuenta verdugos, como cien,
como docientos
Y ya no veo tus ojos, no puedo mirar tu
pelo
Me deja ciego de amores dejándome al
descubierto
A merced de una tormenta que arroja mil
aguaceros
Me anda siguiendo un poema triste como
un testamento
Como sentencia de muerte escondida en
algún decreto
Yo escribo unas alas de cera, como
Ícaro y como Dédalo
Pero me alcanza la nube, la lágrima y
el silencio
Y los versos del poema que me venía
siguiendo.
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