En procura del sol crucé el mar en
algún lugar del Canal de la Mancha en dirección a la niebla,
buscando una dirección emborronada en inglés desde una península
caótica, y así anduve un tiempo con rumbo norte buscando algo que
tal vez no existe.
Así fue como mi soledad salió a
caminar en círculos alrededor de la majestuosa torre mientras Babel
despertaba a su rutinaria prisa.
Busqué las palabras mas convenientes
en multitud de lenguas pero no hallé respuesta a mi desamparo.
Entonces me senté a llorar en esperanto en una plaza del Camden Town
a ver si veía pasar tu sonrisa en un vagón de media distancia que pasaba a
intervalos regulares, latiendo lento y silencioso como un corazón
cansado que no vale un penique.
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