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jueves, 3 de noviembre de 2016

Fuga y misterio



Y aquí estoy otra vez bebiéndome las palabras que debí haberte dicho hace veinte tangos, hace treinta suspiros y quien sabe cuantos cigarrillos.
No supe saber si tu beso díscolo era una invitación a un desencuentro frugal, o un bono a cuenta del hambre que me dejaste para arrugar servilletas, antes de que el otoño me arrugue finalmente los versos.
Pasaste por quinta vez delante del apetito para escapar a mi olvido, dejaste tu aroma y te fuiste huyendo, dejando un halo de misterio a flor de pellejo, para el perdón de los pecados consumidos que en cambio merecen ser consumados.

Y aquí estoy otra vez, midiendo el latido del tiempo que las agujas marcan en dos por cuatro, para medir la distancia tremenda entre tus caderas y el vaso de vino que me esperó solitario, mientras esperaba mirar pasar la sombra de tus pechos que me dejaron sabiendo lo que es esperar la medida de la sed mas profunda.

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