Y no encontré los 5000 dedos que me ayudaran a escribir tu recuerdo.
Me persiguió tu sonrisa mientras me
despertaba de un sueño antiguo, y tu estabas ahí pero te habías ido y aún
así seguí escuchando tu voz 24 fotogramas fantasmas por segundo.
Corrí a buscar ese instante por el
ciber-espacio pero me perdí entre códigos absurdos, entre descarnados e inútiles links y
solicitudes de ingreso. Vi como volvías a alejarte con el aroma del
te y la mantequilla sobre una mesa lejana y antigua, hasta hubiese
querido que que me regañaras por subir los pies al sofá, pero te
alejaste otra vez para siempre o para nunca.
Volví a la carga tecleando furioso,
los dedos entumecidos sobre el teclado me sentenciaron al olvido y
baje los brazos, renuncié a las respuestas para imaginar tu rostro e
inventarme el recuerdo del sonido dulce y rasposo de tu voz que me despertó de la
siesta, con el aroma del te y el pan con mantequilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario