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martes, 26 de abril de 2016

Chernóbil



No se si fue el tercero, el cuarto o el quinto ángel radiactivo el que tocó su trompeta, el caso es que alguien derramó su copa de veneno sobre Chernóbil. Entonces la incompetencia del hombre condenó a la tierra por mil años a la inmundicia del circonio, del dióxido de uranio y del carburo de boro. Seiscientos mil envidiaron entonces la suerte de Hiroshima y Nagazaki, seiscientos mil lamentos fueron encerrados en un sarcófago de silencio para encapsular y esperar la maduración de sus pústulas sin la esperanza de un juicio final.

Hay quienes dicen haber oído aullar a los lobos radiactivos entre los restos de la ciudad maldita, los días impares en que la luna parece llorar la suerte de los desamparados del mundo y de Chernóbil

domingo, 24 de abril de 2016

Cocina poética o poesía culinaria



Es innegable que el arte culinario es un arte mayor. El alquimista que maneja sartenes y cacerolas se eleva algunas veces al rango de poeta mayor al despertarnos el sentido del gusto y el olfato.
Esta conjunción entre poeta y cociner@ no es nueva, el gran poeta Neruda nos lo anunciaba en su “oda al caldillo de congrio” en su “oda a las patas frita” y a la cebolla.
Trescientos cincuenta años antes, el genial Cervantes nos dejaba sus recetas de “duelos y quebrantos” y del “requiebro”en el ingenioso hidalgo Don quijote de la mancha. Yo mismo mas de alguna vez me he desviado en la poesía descriptiva intentando apuntar la emoción hacia el universo olfativo y gustativo de ese arte mayor, de esa poesía de cucharones y cazuelas, de ese arte efímero que nos alimenta mucho mas que el cuerpo.

Le dedico un guiso a la poeta y alquimista mayor (mi madre) de aquellos lejanos mediodías del tiempo, en que me enseñara a transmutar en oro el aroma del comino, el orégano y el sazón en su punto, que hacen tocarse al corazón y las papilas gustativas en un canto sublime.

sábado, 23 de abril de 2016

El último día de Johnny en el país de la libertad



Johnny salió de su casa aquella mañana
Envuelto en la impunidad de la quinta enmienda
Con una automática que compró en la tienda
Y una escopeta que le regaló el papá

Después de lustrar sus botas como es debido
Se fue silbando bajito esa cantinela
Que allá en Minnesota le cantaba su abuela
De la que en la escuela se burlaban los críos

Llegó al high school temblando por la emoción
La mano al gatillo de una Glock 17
Y cual bravo pistolero que se respete
Pateó la puerta y se atrincheró en el salón

Y Jonny no vio el rostro de sus compañeros
Aquella mañana de un crudo día de invierno
Mientras de su Winchester salía el infierno
Regando el salón de plomo en la vieja escuela

Al escuchar las sirenas de policía
Se pegó tiro en la sien aquella mañana
Desde la iglesia se oyó la vieja campana
Dando un réquiem para Johnny en su último día

Nadie dio una explicación, nadie supo nunca
Que nube sembró en el pueblo la oscuridad
La prensa por algún tiempo dio la noticia

Que se olvidó en el país de la libertad.

jueves, 21 de abril de 2016

Lluvia de estrellas



La luna amenaza con hacerse gigante, los miserables compartían el pan y el vino bailando a son de músicas imaginarias, en tanto yo me veía pasar arrastrando diez mil saxofones y una bolsa de tabaco casi vacía.
Busqué en mi morral y no encontré mas que quinientos poemas inconclusos que no alcanzaban para liarme el último cigarrillo.
Miré al cielo otra vez a riesgo de encontrarme con una lluvia de estrellas sin un miserable deseo que pedir, pero me asaltó un recuerdo que me me encasquillo los suspiros.

Un tropel de fantasmas pasó corriendo por un costado del alma en dirección al olvido. Te vi pasar cantando esa melodía que me rompió el corazón, hace ya tanto, que apenas recordé tu nombre y el sabor de tus besos, pero no pude evitar recordar el color de tus ojos aquella vez que se abrieron a las luz de una luna que amenazaba con hacerse gigante.

sábado, 16 de abril de 2016

Luna creciente

Por dos veces salí a buscar un abrazo con la guitarra en la mano, pero el abrazo andaba perdido entre los recuerdos y un dolor de muelas circunstancial que se instaló en su desgracia.
Mientras esperaba mi regreso del mundo, me sorprendió la noche cantando entre cervezas y risas.
La luna creciente de una ciudad menguante y repleta de gente, pasó de prisa por un costado del alma sin molestarse en oír mi voz
.
Las horas pasaron detrás de los minutos y yo pasé buscando mi sombra que para entonces escapaba cruzando el río entre la media noche y las soledades frecuentes.
Por dos veces salí a olvidar que no habían abrazos perdidos, amores caducos ni poesías pendientes después de echar el último trago.



miércoles, 13 de abril de 2016

Mañana


Mañana por la mañana me iré buscar mi sonrisa
Me iré a buscar la camisa de andar levantando vuelo
Mi iré a buscar ese cielo que me toca por derecho
Me iré saltando los techos, me iré volando en un verso

Mañana por la mañana me iré a por lo que me toca
Me iré besando la boca que mas le apetece al beso
Me iré gritando al silencio que estoy aquí, que aun respiro
Que reclamo los suspiros que alguien guardó para mi

Mañana por la mañana me iré a buscar mi ración
Me iré a buscar la canción que se guardó mi tristeza
Me iré a buscar la cabeza del padre de los culpables
Me iré a buscar con un sable la gota que colme el vaso

Mañana por la mañana me iré a retar a la muerte
Me iré a jugarme la suerte con los siembran el llanto
Me iré armado con el canto que guardo en la mano diestra
Y por la mano siniestra me iré armado con el puño.



jueves, 7 de abril de 2016

La bitácora del capitán corneta


El capitán esperó mil eones a que pasara un cometa.
La soledad del espacio y su exilio en 10.000 planetas, le habían conferido una dimensión abismal del espacio-tiempo y habían templado su corazón y su alma como el duro titanio de Citrón 5 en Orión.
Ahora mas cerca del regreso, el capitán repasó sus notas y a cada aventura sobrevenía un espasmo entre las montañas de aquel asteroide reseco que orbitaba un gigante gaseoso cerca de las Pléyades.
Fue recordando los besos y abrazos de incontables mutantes, hembras formidables de todo tipo, de cuatro piernas, de seis ojos, de bocas suculentas y corazones tiernos.
Repasó los cielos multicolores, las resonancias magnéticas que vibraban entre los pronunciados cañones de Marte al son de su trompeta de uranio. Se estremeció de frío al evocar los glaciares de Europa y lloró de emoción al recordar los grandes volcanes de Ío.
Habiendo avistado el cometa, el capitán se agarró de su cola y emprendió el camino de regreso a casa.
Un universo infinito pasó a través de sus ojos en un viaje que pareció durar una eternidad.

Una vez traspasada la órbita de la luna, el capitán recordó que había dejado olvidado el cuaderno de bitácora en un viejo asteroide.. entonces pegó la vuelta y se fue en busca de sus recuerdos.

martes, 5 de abril de 2016

Cosas que trae la lluvia


Alguien me dijo una vez que en París después de un día de mucho calor, la lluvia vespertina trae cosas y personajes extraños. Lo vieron a Miguel Ángel esculpiendo setos en los Campos elíseos y a la Gioconda bañarse desnuda en el Sena.
Yo sonreí solamente, como corresponde a un incrédulo bien educado y más al oírlo antes de tomar el te de las cinco de la tarde.
Sin embargo hoy ocurrió la maravilla delante de mis ojos, y fue tanto el asombro, que tuve que pedirle a un duende de orejas picudas que salió corriendo de la boca del metro que me pellizcara para saber si era cierto.
Bajó Leonardo Davinci pedaleando un estrambótico “tricicóptero” adornado con molinillos amarillos, las gotas de lluvia resbalaban por su enorme bigote transformándose en cristales de cuarzo y el viento soplaba en las cuatro direcciones por donde el iba pasando. Corrí para saludarlo, el me dio la mano junto con algunos consejos prácticos. Me dijo que la manera correcta apreciar una pintura es con los ojos entrecerrados y parado en un solo pie, también que para preparar un elixir se debe destilar el agua 1001 veces además de cómo escuchar el sonido de las estrellas los días nublados.

Dicho esto se despidió y se fue pedaleando por Sante Marie en dirección al Louvre en busca de la piedra filosofal.
Esto que os cuento es la pura verdad, ocurrió la tarde del 28 de junio del año del buzón de 2014, y si no me creéis podéis preguntar al Conde Salín que se encontraba a mi lado afilando sus colmillos con la mano diestra mientras sujetaba un sarcófago a modo de paraguas con la mano siniestra.

viernes, 1 de abril de 2016

Actualidad



El día comenzó como siempre, oliendo a café, a tostadas y a final del invierno, a noticias que parecían añejas y a injusticias que parecían eternas.
Por decretos de reyes se implementaron nuevas leyes para implantar el silencio, los bancos subían el tipo de interés y de cambio, en cambio los políticos desviaban el interés de la prensa pregonando el “cambio” que hiciese que nada cambiara por siempre jamás.
Los místicos profetizaban cambio de ciclo y el hemiciclo anunciaba feriado legislativo.
La policía apaleaba indignados, los indignados gritaban consignas en tanto los jueces dictaban sentencias ejemplares y los titulares cubrían el evento con su manto de niebla acostumbrado.
“Hobin Rud” seguía robando a los pobres para darle a los ricos, la NASA inteligentemente buscaba vida inteligente en planetas yermos y los ovnis seguían sin ser identificados.
Mas tarde la lluvia y la nieve tardía tomaban el control de la angustia entre mapas incomprensibles. Isotérmicas e isobaras actualizadas cada segundo flagelaban la primavera del mundo y mis planes futuros.

Harto de todo apagué la radio y en un radio de veinte metros por suspiro tomé un respiro guitarra en mano. Entonces...corregí la órbita de la tierra saboreando abrazos antiguos por los próximos mil eones, o por lo menos hasta el siguiente beso.