Vistas de página en total

martes, 26 de abril de 2016

Chernóbil



No se si fue el tercero, el cuarto o el quinto ángel radiactivo el que tocó su trompeta, el caso es que alguien derramó su copa de veneno sobre Chernóbil. Entonces la incompetencia del hombre condenó a la tierra por mil años a la inmundicia del circonio, del dióxido de uranio y del carburo de boro. Seiscientos mil envidiaron entonces la suerte de Hiroshima y Nagazaki, seiscientos mil lamentos fueron encerrados en un sarcófago de silencio para encapsular y esperar la maduración de sus pústulas sin la esperanza de un juicio final.

Hay quienes dicen haber oído aullar a los lobos radiactivos entre los restos de la ciudad maldita, los días impares en que la luna parece llorar la suerte de los desamparados del mundo y de Chernóbil

No hay comentarios:

Publicar un comentario