La luna amenaza con hacerse gigante,
los miserables compartían el pan y el vino bailando a son de músicas
imaginarias, en tanto yo me veía pasar arrastrando diez mil
saxofones y una bolsa de tabaco casi vacía.
Busqué en mi morral y no encontré mas
que quinientos poemas inconclusos que no alcanzaban para liarme el
último cigarrillo.
Miré al cielo otra vez a riesgo de
encontrarme con una lluvia de estrellas sin un miserable deseo que
pedir, pero me asaltó un recuerdo que me me encasquillo los
suspiros.
Un tropel de fantasmas pasó corriendo
por un costado del alma en dirección al olvido. Te vi pasar cantando
esa melodía que me rompió el corazón, hace ya tanto, que apenas
recordé tu nombre y el sabor de tus besos, pero no pude evitar
recordar el color de tus ojos aquella vez que se abrieron a las luz
de una luna que amenazaba con hacerse gigante.
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