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lunes, 20 de octubre de 2014
El día del sano juicio
El día del sano juicio
En algún momento de mi vida pensé que yo estaba loco así que salí a hacer una encuesta sobre lo que mis más cercanos pensaban al respecto, en el transcurso de mi supuesta locura diseñé un formulario con una serie de disparatadas preguntas que solo un loco se atrevería a formular y a su vez sólo un loco se atrevería a contestar lo que me hizo sospechar que mis interlocutores no estaban en su sano juicio. Estas sospechas pronto se transformaron en obsesión paranoica, comencé a pensar que tal vez mi sensación de locura podía deberse a una absoluta ausencia de demencia y que mi paranoia era inducida por la sospechosa normalidad de mis semejantes que actuaban con normalidad para disimular su falta de cordura.
En los siguientes meses me dediqué a hacer un seguimiento a mis allegados, noté que algunos se saltaban las juntas de las baldosas al caminar, otros hablaban solos. Los mas delirantes me hablaban con extrañas pausas como suelen hablarle algunos a los extrangeros, como si al alargar las palabras estos pudieran entender un idioma que no conocen. En fin, transcurrido algún tiempo llegué a la conclusión de que todos estaban locos menos yo pero tengo miedo de que se enteren así que intento actuar como ellos, no sea que se den cuenta y me encierren en un manicomio. Le vendí el cuestionario a un humorista usando un seudónimo, he dejado de hacer preguntas y escondí mi nave espacial a pedales en el patio de mi casa.
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