Las horas sin tiempo
¿Alguna vez te contaron que la noche
encierra misterios profundos?
Allí aparecen caminos antes cerrados,
los recuerdos cobran vida entre suspiros de poetas alcohólicos y
esplendidas visiones de cantores ciegos.
He visto pasar a Lady Godiba
cabalgando el unicornio azul desde el puente de serranos a la luz de
la luna de Valencia. He visto las agujas del reloj caer por un
acantilado mientras los relojes se derretían en las arenas del
desierto de Dalí en tanto yo intentaba escapar con un poema en la
mano.
La hora bendita en que las
maldiciones se beben directamente de la botella con desesperados
sorbos de soledad y salen a flote sonriendo.
¿Alguna vez te contaron que
hay horas en que el tiempo no corre ni vuela?
La hora de los sin tiempo
que cantan a la orilla de lagos invisibles. Allí tocaban Charlie
Parquer y “Encías sangrantes” Con un saxo de plástico y uno de
cañas y yo sacaba una bolsa de lengüetas mágicas para encender una
hoguera sentado en el estuche de un Selmer.
He visto pasar un segundo
repleto de siglos desde el campanario inútil de una vieja iglesia
mientras las gárgolas copulaban entre santos y crucifijos.
La hora insolente que
condena a la eternidad de los sueños encarnados en el alma de los
perdedores.
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