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lunes, 13 de octubre de 2014

..Un réquiem inesperado por el otoño del norte.....

En si bemol

Me dejé caer a una hora cualquiera, el corazón abierto al igual que mis venas.
Un fagot me partió el alma en si bemol mayor, Mozart a altas horas de la madrugada atacaba a traición mi despedida, me apuñalaba con doble lengüeta, con doble intención y con doble tristeza.
Oboes y violines en fuga y yo preparando mi valija para fugarme otra vez al norte, al 23 de la avenue de Mozart buscando el Sena tras esta última cena oscura y solitaria.
Doscientas lengüetas en un bolsillo, un cavaquinho, un abrazo pendiente en la britania francesa y un réquiem inesperado por el otoño del norte.
Me dejé caer de madrugada, el corazón a la espera de mis sentidos embotados, un billete de viaje prendido en el alma a ocho mil metros del suelo y el recuerdo del último beso que me calmó la sed

mientras Wolfgang Amadeus Mozart me apuñalaba la despedida en si bemol mayor.

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