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jueves, 30 de junio de 2016

Toñiti barseaba en siriga


Dedicado a Juan Antonio Garcia “Toñiti” que a casi 16 lustros de estar en el mundo, me enseño alguna que otra bendición y maldición en “Siriga” ( dialecto llanisco del bable, antigua lengua asturiana)

Habiendo llegado desde las alturas hasta las Asturias, me fui siguiendo la ria de Llanes en donde el cantábrico se besa y se junta al Carrocedo en un abrazo mortal y obsceno, siguiendo los dictámenes caprichoso de los designios lunares.
Ahí conocí a Toñiti, un gigante llanisco como la piedra arenisca y celta que se deshace a los embates furiosos del mar.
Juan Antonio suspira y sus ojos azules se van hacia adentro buscando el recuerdo fresco de tiempos lejanos. De poco después de la guerra, del hambre del hombre de siempre. De cuando los barcos varaban a la entrada del puerto y redoblaban las campanas para recibir a los balleneros.
Desde donde zarparon vecinos y hermanos con rumbo al olvido.

Toñiti Hace una pausa y menea su abano antes de llevarme otra vez al recuerdo que huele a lagares y a sidra, a manzanas verdes y a la hierba de los “praus” por donde pasaron los llantos de los niños “teyerus” que se fueron para siempre dejando en silencio la voz de cinco mil gaitas o mas, al partir en brazos de la madre de todos los exilios.               

miércoles, 29 de junio de 2016

corren malos tiempos



Corren malos tiempos para ser un cretino, para ser un egoísta, un canalla, para ser injusto, un ladrón, un matón, un traidor y hasta para ser un terrorista.
Las instituciones se nos han adelantado, los malditos han tomado el control del mundo, y ahora solo se va a la cárcel por ser pobre o por ser un idiota.
Los supremos canallas han institucionalizado la maldad, han comprado a los jueces y a los verdugos, y al parecer han comprado hasta a dios.
Corren malos tiempos para ser un egoísta; los ricos se hacen mas ricos contando divisas, muertos de hambre, reinos celestiales, camellos y agujas.
Corren malos tiempos para ser un canalla; los predicadores tienen el monopolio. De la cerrajería que abre las puertas del cielo y del infierno.
Corren malos tiempos para ser injusto; los jueces han dictado decretos para embargar la venda, la túnica y hasta la balanza a la dama ciega.
Corren malos tiempos para ser un ladrón; los políticos se han hecho con el monopolio.
Corren malos tiempos para ser un matón; la policía no deja lugar.
Corren malos tiempos para ser un traidor; las pseudo-izquierdas vendieron al pueblo por treinta denarios..
Corren malos tiempos para ser terrorista; hace ya tiempo que los gobiernos trafican con la muerte en nombre de su dios metálico.
Corren malos tiempos hasta para ser el demonio; en nombre del misericordioso se han matado muchísimo mas seres humanos que en su nombre.

lunes, 27 de junio de 2016

El día después



El día después hubieron declaraciones de amor y de odio. El “PEPA” (partido entreguista por antonomasia) dio conferencias, los sibaritas felicitaron a los nihilistas, los nihilistas a los sofistas y estos a su vez a los nuevos conversos.
La bolsa subía y bajaba como un “yo-yo” desenfrenado en tanto los mercados se arrancaban los cabellos para luego hacerse costosos implantes.
La incertidumbre creciente coincidía con la luna menguante mientras los soñadores tomaban ingentes cantidades de cafeína para mantenerse despiertos,
Los muertos vivientes volvían a sus sarcófagos, los fósiles a sus museos, y los insomnes a su eterna añoranza de las pesadillas.
Dando mis maldiciones por cumplidas, cerré la maleta y me fui al camino a esperar un viento del levante que me llevara hacia el norte para olvidarme del mundo.


domingo, 26 de junio de 2016

Domingo de resurrección


El decimotercer ángel tocó su trompeta desafinada el infortunado domingo.
Pasó el desfile de las sacerdotisas del infierno haciendo de chaperonas a los muertos vivientes.
En otro lugar del reino, espectros deformes depositaban monedas en la mano de Caronte para que hiciera el camino en sentido inverso, llevando sufragistas al mundo de los vivos.
Caravanas de paleontólogos sacaban a pasear arcaicos fósiles de inimaginables dinosaurios de olvidados museos para abarrotar la congestionada ciudad, en tanto Ramses II yTutankamón revisaba sus papeletas.
El decimotercer ángel seguía tocando mientras Virgilio descendía a los infiernos buscando votantes analógicamente virtuales, que después pululaban entre los desconcertados viandantes enrareciendo el aire del la infortunada City, y yo corriendo de un lado al otro, clamaba a los cielos y a los infiernos para que terminara de una vez por todas aquel maldito domingo de resurrección, putrefacción y desconcierto.

miércoles, 22 de junio de 2016

Duende


¿Acaso fui alguna vez aquel duende que vende la vida misma?
¿Acaso fui la elocuencia de la inocencia sabia, que se hace savia de la palabra que atraviesa el invierno, como quien pasa de largo por el infierno para vender su cargamento de milagros?

¿Acaso fui alguna vez una fracción del querube que tuve en el cuerpo, que va vendiendo ternura en partículas y brebajes para la vesícula, que muestra sus manos que van construyendo futuro al mas puro estilo de los que saben que saben algo que los demás ignoramos?

lunes, 20 de junio de 2016

Nahuel regresando



Ayer me llamaste desde Alfa Centauri.
Viniste saltando de asteroide en asteroide con algunos vientos solares en contra.
Te oí a pesar de las interferencias de los rayos cósmicos y te mandé una nave que te remolcara para acercarte a la órbita de Plutón, desde donde me dijiste que continuarías solo tu regreso a casa.
Después hiciste un alto entre Ganímedes y Europa en la órbita de júpiter para rendir examen de navegación estelar, dialéctica cósmica y otras cuestiones que no alcancé a comprender. Ahí recibí tu última transmisión, pero he dejado abierta la radio y el corazón para iluminar tu descenso a la tierra esta próxima madrugada, y ya me dirás que ha sido del niño que llevaste en la maleta al partir mas allá de los confines del universo conocido.

Por lo pronto, estoy preparando mi nave espacial especial a pedales para salir a recibirte a la estación orbital.

domingo, 19 de junio de 2016

Incrédulo



Alguien hablaba de engaños, de misterios profundos y conspiraciones.
Que la cara de marte, que los Anunakis. Que el apocalipsis maya y las abducciones.
Otros coreaban el nombre de antiguos dioses hititas, hacían cálculos sobre la llegada del planeta Nibiru y su inminente colisión con la tierra, en tanto algunos preparaban expediciones hacia la tierra hueca. Y yo como buen incrédulo, sonreí mientras arrancaba pedazos de Kraken a la gallega servido en un plato de basalto, y echaba grandes sorbos de agua miel servido un santo grial que compré en un mercado de baratijas.


miércoles, 15 de junio de 2016

La puerta que da a la calle



El viejo me mira en tanto mi madre mira hacia adentro.
La puerta que da a la calle está abierta , y yo quisiera salir a dar una vuelta del brazo de cada uno para sentirme seguro y cercano, a ese tiempo lejano en que caminaba confiado al lado de los guardianes del mundo, que entonces y a pesar de parecerme inmenso, tan solo llegaba a unas cuantas cuadras hacia cada uno de los puntos cardinales.
Los viejos se abrazan como queriendo sujetar la existencia, y han dejado la puerta abierta, y yo no se si es para dejarme entrar o salir, o si fueron los duendes los que abrieron la puerta y entraron a desordenar el mundo. Subieron una mesa sobre otra mesa a la que le agregaron sillas, arrojaron manchones de sombra bajo el viejo parrón y sacaron el sillón al patio para sentarse a observar ese abrazo que me sacó una lagrima dulce, y que me dejó la incertidumbre de por que dejaron abierta la puerta que da a la calle.


Tripófanos y leucinas


No solo de pan vive el hombre, sino de toda sustancia que se descuelga en su justa medida de la pirámide alimenticia” -dijo un nutricionista (siglo IV antes de la balanza graduada)
Y así fue como naufragué en un río de ácido ascórbico entre un piélago de tocoferoles.
Bajé a las profundidades huyendo de un grupo de carbohidratos complejos y simples que disparaban su gluten a quemaropa.
Hube de batirme a muerte contra feroces triptófanos, leucinas y otros aminoácidos esenciales que me agredían a diestra y siniestra. Hasta que conseguí escabullirme a un oasis poblado de retinol y carotenos antioxidantes para reparar mi armadura oxidada, y continuar mi camino a casa sano y salvo.

miércoles, 8 de junio de 2016

Profecía inconclusa



Ayer pasé por tu prosa y me arrojaste un silencio mortal.

Había poetas virtuales meciendo palabras como quien acuna sus miedos. Bajé a buscar un segundo pero las horas se habían esfumado y la noche se había fumado el tabaco que me quedaba para aguantar hasta la muerte siguiente, que suele empezar en la madrugada donde la soledad se enseñorea del mundo de los que andan perdidos, pero que sin embargo singuen buscando entre lineas de páginas amarillentas alguna profecía inconclusa para corregir o subrayar antes de pasar definitivamente al olvido.

martes, 7 de junio de 2016

Minerva tenía e pelo rojo

Dedico estas palabras a una querida amiga que me indicó el rostro y el verbo de una poetiza casi olvidada en una; larga, estrecha e ingrata faja de tierra, y a Stella Díaz Varín, que me enseño que nadie es poeta en su tierra.


No se si sería muy tarde cuando desde este lado del mundo escuché tu grito perforándome los olvidos, las indiferencias y todas las maldiciones disponibles.
Busqué en un viejo baúl de ingratitudes en donde se guardan palabras gastadas para rescatar un nombre.
Entonces Minerva tenía el pelo rojo y una voz como el trueno, solía salir por la tierra los días de furia a arrojar piedras a Goliat para después naufragar en brazos de Ulises en uno o dos vasos de vino.
Sabía llorar a carcajadas y reír hasta el llanto, sabía escupir a los cielos y encontrar las/ impertinencias pertinentes que tanto hacen falta para buscar las palabras que nunca se encuentran.
No se si sería muy tarde cuando alguien me dijo de hacer inventario de tristezas, de rabietas agudas y de los dones previsibles que esconden las angustias eternas.
Entonces los versos rodaban por las cunetas de los suburbios a intervalos irregulares e impuntuales a cambio de una cerveza. Sabían al desparpajo de cagarse en el mundo con una elegancia altiva y atávica que sobrecoge y espanta.
No se si ya es tarde para matar al silencio que cubre de polvo los suspiros y las antologías, para salir por ahí a pedir cuentas y preguntar a los gritos si acaso los dioses orbitan gigantes rojas.
¿Acaso los cúmulos siderales escupen poemas como gritos cuando paren estrellas?