¿Acaso fui alguna vez aquel duende que
vende la vida misma?
¿Acaso fui la elocuencia de la
inocencia sabia, que se hace savia de la palabra que atraviesa el
invierno, como quien pasa de largo por el infierno para vender su
cargamento de milagros?
¿Acaso fui alguna vez una fracción
del querube que tuve en el cuerpo, que va vendiendo ternura en
partículas y brebajes para la vesícula, que muestra sus manos que
van construyendo futuro al mas puro estilo de los que saben que saben
algo que los demás ignoramos?
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