El decimotercer ángel tocó su trompeta desafinada el infortunado domingo.
Pasó el desfile de las sacerdotisas del infierno haciendo de chaperonas a los muertos vivientes.
En otro lugar del reino, espectros deformes depositaban monedas en la mano de Caronte para que hiciera el camino en sentido inverso, llevando sufragistas al mundo de los vivos.
Caravanas de paleontólogos sacaban a pasear arcaicos fósiles de inimaginables dinosaurios de olvidados museos para abarrotar la congestionada ciudad, en tanto Ramses II yTutankamón revisaba sus papeletas.
El decimotercer ángel seguía tocando mientras Virgilio descendía a los infiernos buscando votantes analógicamente virtuales, que después pululaban entre los desconcertados viandantes enrareciendo el aire del la infortunada City, y yo corriendo de un lado al otro, clamaba a los cielos y a los infiernos para que terminara de una vez por todas aquel maldito domingo de resurrección, putrefacción y desconcierto.
Pasó el desfile de las sacerdotisas del infierno haciendo de chaperonas a los muertos vivientes.
En otro lugar del reino, espectros deformes depositaban monedas en la mano de Caronte para que hiciera el camino en sentido inverso, llevando sufragistas al mundo de los vivos.
Caravanas de paleontólogos sacaban a pasear arcaicos fósiles de inimaginables dinosaurios de olvidados museos para abarrotar la congestionada ciudad, en tanto Ramses II yTutankamón revisaba sus papeletas.
El decimotercer ángel seguía tocando mientras Virgilio descendía a los infiernos buscando votantes analógicamente virtuales, que después pululaban entre los desconcertados viandantes enrareciendo el aire del la infortunada City, y yo corriendo de un lado al otro, clamaba a los cielos y a los infiernos para que terminara de una vez por todas aquel maldito domingo de resurrección, putrefacción y desconcierto.
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