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viernes, 30 de septiembre de 2016

Uruguay



Que es Uruguay me preguntas, mas; ¿Que podría decir si torcer el recuerdo?
Uruguay es un verano hace tiempo enamorando a la Luna en Salinas

Es un candombe tardío en un bosque del este
Es el agreste recuerdo de un cuerpo tibio en el Chuy
Es ir al sur para amar una ardiente quimera
Es una feria en Piriapolis sin consecuencias
Es la sentencia de un beso efímero, eterno
Es el infierno después de ver el paraíso
Es el granizo que cae al final del verano
Es una mano que aprieta la mía al partir
Es una boca sedienta de río de la plata
Es la nostalgia que mata cuando se la evoca
Es una boca que besa hasta el alma borracha
Es una rubia muchacha que supe querer hace tiempo.


Un día importante


Mañana es un día importante, no tengo nada importante que hacer, y pienso no hacerlo a cabalidad y responsablemente.
Mañana es un día para dejar para pasado mañana lo que podría hacer ese día, para apagar el teléfono y desconectar el timbre. Es un día para guardar en el congelador apocalipsis y revoluciones, para construir aviones con las facturas impagas y contar las manchas que hay en el techo.
Mañana es un día para pensar tonterías, para inventar cosas inútiles y salir a ponerle nombre a los gatos del parque de Marxelenes. Es un día estupendo para recordar las cosas que nunca sucedieron, para recuperar el tiempo perdido y volver a perderlo como me venga en ganas, para saborear y planificar los pecados que aún no he gastado.

Mañana es un día importante para perder importancia, para sacarle la lengua al viejo que desde el espejo me observa cada día para reprocharme quien sabe que cuentas pendientes.

jueves, 29 de septiembre de 2016

Silbando bajito



Herido el gigante por un costado del alma
Se fue huyendo hacia el sur
Y se fue tan al sur que casi se le acaba la tierra
Dejó su lucha en suspenso
Cargó sus vituallas y su armadura a lomos de un pájaro blanco
Y se fue silbando bajito algo parecido a un tango
Dejando en custodia sus esperanzas a orillas del Sena
¿Sabrá el gigante que aún resuena el eco de sus barbas
Y de sus armaduras por la ciudad subterránea de Alesia?
Me dejó su sonrisa en custodia
La tarde en que le abracé una lágrima blanca
Justo antes del invierno entre St mary y Saint Martin
Después de eso se marchó para siempre
O por lo menos hasta que logre enjugar

Sus lágrimas blancas y sus armaduras.

martes, 27 de septiembre de 2016

Génesis



Al principio estaba el silencio, no había tiempo ni espacio. No estaban tus ojos ni los suspiros antes de la primera mil-millonésima de segundo. Después llegaron los quarks y los electrones girando descontrolados para quebrar el silencio del espacio.
Entonces, mucho antes de la palabra, de los dioses y las tribulaciones, de las mentiras y los laboratorios, el universo dio un grito y comenzó a escupir ecuaciones complejas desde los elementos mas simples en tanto comenzaba a envejecer desde se mismo momento.

Después vino la muerte fabulosa de incontables estrellas, que entre explosiones gigantescas esparcieron el polvo estelar que llevaba el mensaje de la vida para que un día fueses, a miles de millones de años luz de distancia, y para que finalmente bautizaras el universo con la palabra que bendice y maldice, que canta y que grita y que va creando a sus dioses a tu imagen y semejanza.

domingo, 25 de septiembre de 2016

Urokratia



Nunca estuve en Urokratia...Bueno, eso no es del todo cierto. Estuve cerca, concretamente en la estación orbital que sirve de aduana.
Extendí mi pasaporte al agente, y este me mandó a la siguiente ventanilla en la cual me dijeron que me faltaba el sello de la oficina de asuntos alienígenas. De allí, me mandaron a sacar un holograma y una radiografía de intenciones la que fue rechazada por no contener la cantidad de megapixeles apropiados, además de carecer del holograma pertinente a pesar de llevar la firma del planeta de origen lo cual yo había llevado convenientemente guardado en un pendrive.
Fui enviado a presentar mi problema al delegado del delegado del delegado del ministerio de asuntos alienígenas, pero estaba cerrado porque era la hora del almuerzo, así es que puse mi dedo pulgar en el reconocedor de identidad para guardar turno, pero me di cuenta que me tocaba el número 501, y en ese lugar había un cartel que advertía que en ese lugar solo atienden 500 casos por día.
Desanimado me senté en una banca al lado de un anciano que me ofreció una galleta. Le pregunte si acaso el también estaba intentando entrar a Urokratia. El anciano con aire triste me contestó que no, que el estaba intentando salie desde que era un muchacho.

lunes, 12 de septiembre de 2016

Despedida

A mi hijo Nahuel que partió en su nueva aventura.


Una vez mas te vi haciendo las maletas. Silbabas mientras guardabas tus sueños convenientemente empacados en compartimentos del alma. Hacías inventario de libros y de intenciones, de sentimientos profundos y toda suerte de anhelos tempranos.
Te vi repasar las decisiones y los pequeños temores que preceden la marcha y dar los últimos toques a los besos pendientes, después me pediste que te ayudara una vez mas a coser tus alas.
Provisto de aguja y paciencia, saqué de mi corazón una hebra de hilo invisible y lo reforcé con titanio para que pudieras acercarte al sol sin temor a que estas se fueran derritiendo. Después preparé un café con una pizca de melancolía, y partí otra vez a dejarte al anden.


sábado, 10 de septiembre de 2016

Bichos de ciudad



Pasaron mil y un bichos presumiendo de sábado emperifollados a mas no poder, sin saber que el domingo aguardaba oculto en la próxima esquina.

Pasó una abeja asesina pidiéndole a una vecina un poco de miel para el mal de amores
Pasaron dos caracoles seguidos de una babosa , que “como quien no quiere la cosa”
andaba en busca de alguna concha.
Pasó una pulga con guitarra fumándose una cigarra y al lado pasó una lombriz “tirándose” en la nariz con un billete de a cien.
Había cincuenta cucarachas raquíticas hablándole de política a una mosquita muerta detrás de la puerta de un bar de mala muerte en donde paraba toda suerte de alimañas.
Había un ciempiés y una araña consumiendo substancias en actitud sospechosa, y pasó una mariposa sin saber que sucedía, ni porque la policía arrestó a los dos sujetos.
Pasó una hormiga cargando comida para el invierno y una chinche del gobierno le subió la tasa de impuestos, pasaron otros insectos sin prestar mucha atención a toda esa situación de injusticia laboral.
Había dos moscas tocándose en actitud indecorosa y una Mantis religiosa se persignó diligente en tanto le hinchaba el diente a la cabeza del prójimo.
Cansado de tanto bicho, alimaña y sanguijuela, fui a buscar la callejuela que me sacara del sábado y me llevara al remanso de un buen día de descanso antes de que llegue el lunes.


jueves, 8 de septiembre de 2016

Fuera de circulación



No me pidas que lo piense un momento
Cuando lo que necesito es no pensar por muchos momentos.
Ayer se paró la tierra con todas sus prisas
Ayer se detuvo la risa, el llanto y todas sus vicisitudes
Ayer deshojé una margarita mas seca que un domingo de resurrección
Cuando dejé el corazón colgado en el tendedero
Y al cabo regresé entero para cantarlo y contarlo
Aunque yo se que no saldrá en las noticias

Ayer me bebí un sorbo de viejas canciones
Hice inventario se sueños y pesadillas pendientes
Me até un pañuelo en la frente y me puse mi pata de palo
Ayer abordé mi galeón y por un doblón me compré el universo
Ayer recité diez mil versos que nunca pude aprender
Y me escapé de un planeta al borde de la locura
Ayer encontré la cura contra mi “salud mental”
Y una grieta en el mundo que me libra de todo mal.

Ayer me colgué un letrero; “Fuera de circulación”
Ayer apreté el botón de resetear la memoria y el disco duro
Después repetí el oscuro mantra que siempre cargo
Para pasar el amargo sabor que me deja la realidad
Ayer dejé a la ciudad del lado de afuera de mi puerta
Pero dejé abierta la ventana por si el aire quería pasar
Para ayudarme a contar las cuerdas cortadas de las guitarras

Que guardo en un viejo baúl de madera.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Un siglo por centímetro cuadrado



Ayer bajaron los duendes para darme de palos mientras cruzaba la tarde en mi bicicleta. Reían con sus pequeños garrotes vociferando imperceptibles y oscuros conjuros. Para cuando acabaron conmigo, las hadas pasaron contando mis pasos que regresaban a casa arrastrando un siglo de penosa existencia por centímetro cuadrado.

Después lo de siempre, la vieja recua de ogros martillando mi cabeza y los estertores acostumbrados, una poción de compresas frías y naranjas recién exprimidas sacadas de un “Vademecun” de hojas amarillentas, y un caldo de gallina que me dejara mi madre hace tanto tiempo sobre la mesa de luz, por si llegara a necesitarlo.

sábado, 3 de septiembre de 2016

La Marité



Y así fue que me enteré que un día la Marité salió con rumbo distante. Se decidió en un instante a montar su nave espacial y se echó el cielo en una caja, se fue dejando migajas para marcar el camino por donde fuera pasando. Se fue llevando un cuaderno de bitácora en su mano, y desde el oriente cercano saltó al que está mas lejano buscando la maravilla.
Me dicen que se prendió de un cometa que pasó, montada en su larga estela, que se hizo una carabela con un pañuelo de seda en que guardaba una tristeza.
No se bien donde está ahora, quien sabe está viendo la aurora boreal en algún planeta. Estará en una meseta de marte contando estrellas, quien sabe andará saltando por una muralla china o tal vez en alguna esquina de la tundra siberiana.

Quien sabe parta mañana a alguna otra tierra lejana, o regrese de improviso a contar lo que por ahí o se cuenta.

jueves, 1 de septiembre de 2016

Constante y sonante


Me desperté con la lluvia y era la una o las dos del insomnio. Prendí la radio y llovían sucesos actuales como noticias añejas, como calamidades inciertas anotadas en números rojos, en fútiles encuestas por las coaliciones políticas que aspiraban al trono gubernamental.
Llovían desgracias a plazo fijo que me asaltaban contante y sonante como la lluvia que caía sin tregua y que amenazaba llevarse los últimos suspiros del verano.
Apagué la radio y eran las tres o las cuatro de la soledad, y el silencio que se esfumaba con la lluvia, con las noticias actuales como desgracias añejas que desaparecieron de pronto en el humo de un cigarrillo. Después arrojé los sucesos, las noticias y las calamidades inciertas al cubo de la basura y me dormí pensando en tus ojos pegados a una ventana, mirando caer la madrugada que caía en gotas constantes y sonantes detrás de mi ventana.

Por El Carrer del Micalet (La calle del Miguelete)



Anoche bajó la muerte por el carrer del Micalet en donde suelo vender soplidos de viento.
Alguien que no conocía se bebió la noche y se durmió para siempre en un banco de piedra contando quien sabe cuantas miserias.
Cuando llegó el nuevo día, curiosos y policías hacían preguntas. Tomaron declaración al duende de verde, al monstruo de tres cabezas y a un viejo que contaba palomas en una plaza cercana. Después se hicieron conjeturas, y los de la prefectura revisaron impúdicamente las posesiones del occiso en el momento preciso en que tañían las campanas desafinadas de casi todas las catedrales del mundo.
Anoche la soledad se fue a dormir en un banco, y cubierta en un paño blanco partió de mañana entre partes y formularios, entre la firma de un juez y algún que otro funcionario, entre las miradas curiosas de los turistas que sin pudor fotografiaban los restos de algún antiguo dolor que había bajado por última vez por el carrer del Micalet. Tras lo cual cerré mi caja de flautas y desandé el camino de vuelta a mi casa en Hamelín.