Vistas de página en total

jueves, 1 de septiembre de 2016

Por El Carrer del Micalet (La calle del Miguelete)



Anoche bajó la muerte por el carrer del Micalet en donde suelo vender soplidos de viento.
Alguien que no conocía se bebió la noche y se durmió para siempre en un banco de piedra contando quien sabe cuantas miserias.
Cuando llegó el nuevo día, curiosos y policías hacían preguntas. Tomaron declaración al duende de verde, al monstruo de tres cabezas y a un viejo que contaba palomas en una plaza cercana. Después se hicieron conjeturas, y los de la prefectura revisaron impúdicamente las posesiones del occiso en el momento preciso en que tañían las campanas desafinadas de casi todas las catedrales del mundo.
Anoche la soledad se fue a dormir en un banco, y cubierta en un paño blanco partió de mañana entre partes y formularios, entre la firma de un juez y algún que otro funcionario, entre las miradas curiosas de los turistas que sin pudor fotografiaban los restos de algún antiguo dolor que había bajado por última vez por el carrer del Micalet. Tras lo cual cerré mi caja de flautas y desandé el camino de vuelta a mi casa en Hamelín.




No hay comentarios:

Publicar un comentario