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domingo, 25 de septiembre de 2016

Urokratia



Nunca estuve en Urokratia...Bueno, eso no es del todo cierto. Estuve cerca, concretamente en la estación orbital que sirve de aduana.
Extendí mi pasaporte al agente, y este me mandó a la siguiente ventanilla en la cual me dijeron que me faltaba el sello de la oficina de asuntos alienígenas. De allí, me mandaron a sacar un holograma y una radiografía de intenciones la que fue rechazada por no contener la cantidad de megapixeles apropiados, además de carecer del holograma pertinente a pesar de llevar la firma del planeta de origen lo cual yo había llevado convenientemente guardado en un pendrive.
Fui enviado a presentar mi problema al delegado del delegado del delegado del ministerio de asuntos alienígenas, pero estaba cerrado porque era la hora del almuerzo, así es que puse mi dedo pulgar en el reconocedor de identidad para guardar turno, pero me di cuenta que me tocaba el número 501, y en ese lugar había un cartel que advertía que en ese lugar solo atienden 500 casos por día.
Desanimado me senté en una banca al lado de un anciano que me ofreció una galleta. Le pregunte si acaso el también estaba intentando entrar a Urokratia. El anciano con aire triste me contestó que no, que el estaba intentando salie desde que era un muchacho.

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