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lunes, 22 de diciembre de 2014

Silencio



Yo cantaba y pasaba un carro.
Se oyó una sirena distante y no era la sirena del mar ni tu canto de sirena
No eran las horas muertas ni la ausencia de tu boca
Tan solo un ruido que se perdía en la noche
No sabes nena lo fuerte que suena el silencio cuando se apagan los ruidos
Se va rebotando por cada uno de los agujeros del alma
Se queda vibrando como una cuerda de guitarra entre la garganta y el vientre

Pero guardo una bodega de besos como una licorería para esas horas terribles
Los voy destapando de a uno para emborrachar al silencio, destilando la humedad del recuerdo les voy poniendo un nombre y una caricia, una mirada obscena y una despedida
Los guardo sin etiquetas y sin fechas para olvidarlos y jugar a que son esos besos los que me guardan entre latido y latido, entre corazones esquivos y caprichosos, entre sonidos lejanos y tortuosos silencios.


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