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sábado, 27 de septiembre de 2014

Camino a Cosquín (crónicas)


El super inspector

Acerca de mi viaje a Cosquín, un amigo me pidió que aportase más detalles sobre como acabó aquello, sin embargo creo que empezaré por el principio y contaré un curioso suceso que aconteció antes de llegar al festival.
Me enteré del festival de Cosquín en la ciudad de Buenos Aires por boca de un músico callejero. Decidimos en compañía de un amigo viajar a córdoba pero cuando vimos el estado de nuestras finanzas se complicó el proyecto. Aconsejados por un viajero ducho en las artes de la “trashumancia austera”, nos embarcamos en el tren sin el billete correspondiente.
El viaje fue tranquilo, llegando a Rosario ya no quedaban vagones donde escondernos y vimos el momento de negociar con el inspector ( que en Argentina llaman chancho) nuestro pasaje, llegado al ultimo descanso del ultimo vagón, el tipo nos dijo: esperen un momento que acaba de subir el supervisor de inspectores.

Pensamos que eso podría complicar las cosas ya que; el “super inspector”, como el lo llamaba, era el encargado de hacer cumplir el reglamento a rajatabla. Vimos acercarse al digno representante de la compañía de trenes con su flamante uniforme negro que parecía un general. Al abrirse la puerta del ultimo vagón lo primero que vi fue la mano del “super” frotando los dedos pulgar e índice, como diciendo. ¿Cuanto tienen? Lo que vino a continuación fue realmente curioso, mientras negociábamos nuestro pasaje uno de los inspectores se percato de la presencia de una persona que dormía en el suelo, lo movió con el pié para despertarlo por lo que esta persona protestó, al ver las negociaciones “alternativas” que se cocinaban ante sus ojos el tipo exclamo: ¡eh tío yo pagué mi pasaje!, el “súper” respondió: ¡vos pagás porque sos boludo!






Cosquín y el locro

La primera vez que probé este soberbio brebaje, fue en la sierra de Córdoba, en un festival de música que se realiza en la ciudad de Cosquín.
Llegue acompañado de un colega en tren y sin billete, apenas algunas monedas para endulzar al guarda, el ambiente de esta fiesta es extraordinario, apenas entras en la ciudad te recibe el sonido de las guitarras, bombos violines etc.. por todas partes y ahí donde te ven con algún instrumento en la mano(yo viajaba con un charango), te meten adentro de alguna de las innumerables peñas que montan en el lugar. Sin duda una de las cosas que me impresionó fue el enorme caldero, calderón, olla o como se llamase, en donde preparaban el locro colectivo. Por sus dimensiones podríamos imaginar que cabían adentro un par de exploradores con sus mochilas y porteadores.
El Locro es un guiso de carnes, maíz y legumbres tradicional en argentina, sin embargo su origen es prehispánico y llego a esas tierras de la mano de los conquistadores incas.

Impresionaba ver al encargado del locro moviendo la mezcla con un remo, con la concentración de un alquimista mientras salían los vapores del impresionante potaje telúrico. Yo recibí como hipnotizado el plato de locro mientras sostenía con el “ala izquierda” mi pasaporte de 10 cuerdas (mi charango) ya que: en ningún momento nadie me pasó la cuenta por la comida, tan solo un par de canciones bastaron para añadir a mi lista de amigotes varias decenas de “gauchos”, chumaos (borrachos) y guitarreros.

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