El de Tracia
El
de Tracia Pasó por delante de mi puesto de ilusiones arrastrando una
pesada maleta. había perdido algo de peso, su cara lucia afeitada y
asomaban canas en su cabeza, ¡pero era el!.
Por
eso no me sorprendió la multiplicación de los panes, solo que esta
vez no había peces sino 2 latas de paté marca del supermercado
local.
¿De
donde vienes amigo y que llevas en la maleta? Pregunte. -Vengo de
Santiago de compostela respondió y voy cargando en ella los últimos
pecados del mundo: corrupción, cohecho, nepotismo,y explotación.
Con
su pesada carga,venía haciendo el camino de Santiago en sentido
inverso a los rubios y ateos peregrinos, por eso no lo dejaban entrar
en los albergues, por eso y por carecer del set apropiado, mochila,
bastón y calabaza. Además de la documentación pertinente, timbre y
sello del Vaticano. Llevaba un crucifijo en una cadena al cuello en
donde podía leerse: "Cristof" ( el de Tracia).
Caída
libre
Saltó tal alto y tan lejos, que cuando cayó, sus pies rompieron el asfalto atravesando el suelo y siguió cayendo a través de las estaciones de metro y más abajo.
Saltó tal alto y tan lejos, que cuando cayó, sus pies rompieron el asfalto atravesando el suelo y siguió cayendo a través de las estaciones de metro y más abajo.
Cruzó
la corteza terrestre y continuó su caida hasta el centro de la
tierra
Mas
tarde salió disparada por las antípodas más allá de la luna,
traspasó la órbita de Marte entre Fobos y Deimos para continuar mas
hacia el cinturón de Kuiper rumbo a los confines del universo.
Mientras caía, escarbó en sus restos de humanidad para ocultar en
su corazón su hermosa risa y una vieja flauta y continuó cayendo
hasta la nube de Oort.
Allí vagó solitaria durante mil eones junto a los fantasmas transparentes del olvido.
Hasta que oyó una voz diminuta que la llamaba por su nombre.
Allí vagó solitaria durante mil eones junto a los fantasmas transparentes del olvido.
Hasta que oyó una voz diminuta que la llamaba por su nombre.
Entonces
comenzó a recordar, recordó su nombre, sus manos y recordó su risa
y rió, al principio tímidamente, después con una risa estentórea
que se escuchó en todos los rincones de la vía láctea.
Yo la encontré de regreso entre Calisto y Ganímedes, en donde me contó su aventura, y entre la risa broto una lagrima congelada que se alejo flotando como un diamante.
Yo la encontré de regreso entre Calisto y Ganímedes, en donde me contó su aventura, y entre la risa broto una lagrima congelada que se alejo flotando como un diamante.
Después
siguió riendo hasta que se durmió cansada, y aun dormida la oí
reír suavemente.
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