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sábado, 6 de septiembre de 2014

Humanos




El de Tracia

El de Tracia Pasó por delante de mi puesto de ilusiones arrastrando una pesada maleta. había perdido algo de peso, su cara lucia afeitada y asomaban canas en su cabeza, ¡pero era el!.
Por eso no me sorprendió la multiplicación de los panes, solo que esta vez no había peces sino 2 latas de paté marca del supermercado local.
¿De donde vienes amigo y que llevas en la maleta? Pregunte. -Vengo de Santiago de compostela respondió y voy cargando en ella los últimos pecados del mundo: corrupción, cohecho, nepotismo,y explotación.

Con su pesada carga,venía haciendo el camino de Santiago en sentido inverso a los rubios y ateos peregrinos, por eso no lo dejaban entrar en los albergues, por eso y por carecer del set apropiado, mochila, bastón y calabaza. Además de la documentación pertinente, timbre y sello del Vaticano. Llevaba un crucifijo en una cadena al cuello en donde podía leerse: "Cristof" ( el de Tracia).










Caída libre

Saltó tal alto y tan lejos, que cuando cayó, sus pies rompieron el asfalto atravesando el suelo y siguió cayendo a través de las estaciones de metro y más abajo.
Cruzó la corteza terrestre y continuó su caida hasta el centro de la tierra
Mas tarde salió disparada por las antípodas más allá de la luna, traspasó la órbita de Marte entre Fobos y Deimos para continuar mas hacia el cinturón de Kuiper rumbo a los confines del universo. Mientras caía, escarbó en sus restos de humanidad para ocultar en su corazón su hermosa risa y una vieja flauta y continuó cayendo hasta la nube de Oort.
Allí vagó solitaria durante mil eones junto a los fantasmas transparentes del olvido.
Hasta que oyó una voz diminuta que la llamaba por su nombre. 
Entonces comenzó a recordar, recordó su nombre, sus manos y recordó su risa y rió, al principio tímidamente, después con una risa estentórea que se escuchó en todos los rincones de la vía láctea.
Yo la encontré de regreso entre Calisto y Ganímedes, en donde me contó su aventura, y entre la risa broto una lagrima congelada que se alejo flotando como un diamante.
Después siguió riendo hasta que se durmió cansada, y aun dormida la oí reír suavemente.

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