Peregrino
Y
en mi visión oí la voz de Adonahí que decía: "no destruiré
las ciudades hostiles de Tolosa y Andorra en honor a los justos y a
los injustos, porque descubrí que los justos se vuelven injustos a
altas horas de la noche y viceversa".
Entonces
el cuarto ángel negro nacido de una Magdalena en los suburbios de
Louisiana tocó "wanna wonderful world" en su trompeta y
todos coreaban extasiados el estribillo elevando sus manos al
cielo.
Era el sexto día y hundí mi báculo de peregrino en el barro dándole la espalda al retablo de neón y a los altavoces que transmitían en diferido el día de los santos pecadores.
Dejé las ciudades para buscar el silencio de la fría noche pirenaica y no quise volverme a riesgo de convertirme en estatua de hielo.
Era el sexto día y hundí mi báculo de peregrino en el barro dándole la espalda al retablo de neón y a los altavoces que transmitían en diferido el día de los santos pecadores.
Dejé las ciudades para buscar el silencio de la fría noche pirenaica y no quise volverme a riesgo de convertirme en estatua de hielo.
Puedes
esperar una eternidad a que me vuele la tapa de los sesos
Puedes
ir por ahí recogiendo cadáveres de sueños y rebalsar el infierno,
pero yo me quedo aquí disparando canciones.
Puedes borrar mis huellas y mis recuerdos pero no desandarás mi camino ni desatando los miles de nudos que me atan a mil corazones.
Puedes sembrar el silencio y secar un millón de gargantas pero no apagaras el grito de la infinitesimal fracción de eternidad que me toca.
Puedes soplarme al oído tu pestilencia mortal y correr por ahí anunciando el ocaso del mundo, que yo escupiré mi veneno contra ti para guardar mi sonrisa y mis amores en lugar seguro.
Puedes borrar mis huellas y mis recuerdos pero no desandarás mi camino ni desatando los miles de nudos que me atan a mil corazones.
Puedes sembrar el silencio y secar un millón de gargantas pero no apagaras el grito de la infinitesimal fracción de eternidad que me toca.
Puedes soplarme al oído tu pestilencia mortal y correr por ahí anunciando el ocaso del mundo, que yo escupiré mi veneno contra ti para guardar mi sonrisa y mis amores en lugar seguro.
Mientras
tu juegas a poder poder.
Ladrón
¿Me acusas de plagiar a Neruda?. Pero si tan solo soy un ladrón de palabras.
Me vieron salir a media noche de Cusco hacia los ríos profundos de Apurimac para saquear en quechua la tristeza de Arguedas y cruzar Arequipa a la siga de Vargas Llosa para llenar mi zurrón de sustantivos.
¿Me acusas de plagiar a Neruda?. Pero si tan solo soy un ladrón de palabras.
Me vieron salir a media noche de Cusco hacia los ríos profundos de Apurimac para saquear en quechua la tristeza de Arguedas y cruzar Arequipa a la siga de Vargas Llosa para llenar mi zurrón de sustantivos.
Me
emborraché de adjetivos en los terreiros de Bahia robando la prosa
de jorge Amado y Quincas Berrod´agua, intenté enamorar a la Maga a
escondidas de Cortazar.
Me
volví niño robando aventuras en las comarcas de jazmines junto
Oscar Castro,
Robé
unas hojas de hierba a Whitman mientras se cantaba a si mismo y copié
el original en idich de la metamorfosis.
No te molesta que sea un ladrón, lo que en el fondo te jode es no haber estado en Buenos Aires para ver como abrazado a Gelman, llorando en el velorio del solo le birlaba comas y puntos, o en Barcelona en la casa de Bolaño, cuando sustraje su sintaxis aprovechando una de sus rabietas en la que despotricaba contra tu “dulce patria”.
No te molesta que sea un ladrón, lo que en el fondo te jode es no haber estado en Buenos Aires para ver como abrazado a Gelman, llorando en el velorio del solo le birlaba comas y puntos, o en Barcelona en la casa de Bolaño, cuando sustraje su sintaxis aprovechando una de sus rabietas en la que despotricaba contra tu “dulce patria”.
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