
Entonces el miedo engendró a la ira y la bautizó con los mil
nombres de dios y así el hombre legitimó a la muerte y encerró y desterró toda
duda y la llamó “Demonio”, por que: ¡nadie mataba en su nombre!
Así el hombre aprendió a andar de rodillas y poco a poco se
fue convirtiendo en un animal rastrero hasta que el universo bajó fuego del
cielo y exterminó al hombre.
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