Vistas de página en total

jueves, 15 de enero de 2015

Gato Alquinta




Aquella tarde crucé el Mapocho camino a casa llorando. La tarde en que la poderosa muerte encendió una lagrima larga como la cordillera, la tarde en que el “Gato” subió a nacer para siempre arropado por un mar de gente desde la tierra del fuego al ardiente desierto.
Aquella tarde cruce un 15 de enero temblando y cantando entre la multitud a la orilla del río, entre guitarras y voces que en la estación repletaban el anden que conduce a la inmortalidad donde Violetas y Pablos resuenan infinitos.

Todos juntos cantamos, todos juntos lloramos y todos juntos dijimos; ¡hasta siempre Gato!

No hay comentarios:

Publicar un comentario